domingo, 31 de enero de 2010

BESTIARIO


Un gallo facineroso

es el sol dentro de tu puño:
hace alboroto de plumas de oro.

Pero en la engañosa agua
de tus párpados se desploma
un halcón pardo, se esconde
una aterrada paloma.
Gesualdo BUFALINO


BESTIARIO común con la letra "B"

CITA


Los vencedores no saben lo que se pierden.
Gesualdo Bufalino

sábado, 30 de enero de 2010

José Mª MILLARES



LIVERPOOL

Sobre vuestros curtidos rostros de paloma endurecida,
sobre vuestras sonrisas de sal y vino agrio, ya sobre los duros cristales de la niebla,
está mi alma, están mis ojos, amigos,
y sobre el último dolor de la tierra,
y sobre el último dolor de mis manos, tanteando el duro cemento de una puerta vacía,
y sobre la última agonía de las aguas está flotando mi corazón, señores, mi corazón.
Por favor, abridme paso, dejadme cruzar este túnel de plomo,
que quiero ser el primero en llegar con mi sangre a los muelles de Liverpool.
Amigos, vosotros que os perfiláis como aletas de pescado
sobre las últimas esquinas de los buques;
vosotros que de cada rincón saltáis de una bodega a otra
como sapos de azufre ardiendo, como tristes pezuñas de lagarto,
para husmear el rojo carbón de las calderas,
para darle vida al hierro como al alba le dais su fruto,
para darle aliento al agua que se aleja para siempre de la tierra,
del polvo que tanto amáis tras unos ojos,
decidme que puedo soñar en vuestros rostros de ceniza
y en vuestras sucias calles de alquitrán, y en vuestros hogares de nata corrompida,
y echar la raíz de mi sangre como un ancla sobre vuestras jurisdicciones marítimas,
porque además de ser un hombre como vosotros, soy un poeta,
y un poeta es un corazón más sobre la niebla del mundo.
Por favor, abridme paso, que quiero ser el primero en saludar con mi sangre vuestras sonrisas de azufre,
vuestras mujeres de estopa. Por favor, abridme paso.
José Mª MILLARES Liverpool (1949)

SOMBRERO


HAZAÑA DE SOMBRERO

Un sombrero fue el protagonista de este divino sueño inencontrado.
Desde un andamio demasiado alto de una casa en obras lo veía caído abajo, en medio de la calle, esperando a pie firme la hora próxima de una cita exacta. Estuvo a punto de perecer varias veces bajo varias ruedas de automóvil. La brisa de la tarde le libertó de una colilla de cigarro que hubiera terminado perforándole el ala. Un escupitajo cayó tan cerca de él, que le salpicó, aunque sólo de un modo muy ligero. El fino zapato de ante de una muchacha rubia le rozó suavemente, y yo vi al sombrero que se estremecía hasta la copa, dolorido de un sexo formado como por asociación de úlceras recientes.
Anochecía, cuando apareció en una esquina un hombre destacado. Atravesó con presura la calle, y, al pasar junto al sombrero, se agachó disimuladamente, lo recogió del suelo y se lo ladeó sobre la oreja izquierda. Luego se perdió más abajo, entre la muchedumbre constituida a aquella hora exclusivamente por oficinistas y obreros recién salidos del trabajo.
Salté hasta el balcón, la tomé del brazo, y salimos juntos, sin que una sola palabra se cruzara entre nosotros.
La llevaba de la mano como a niña de seis años, cuando tenía ya más de cuarenta. La aupaba a los tranvías sin grandes esfuerzos; la arrastraba más que acompañarla, porque a pesar de su obesidad indiscreta, era tan baja, que no pesaba -o a mí me lo parecía por lo menos- casi nada.
Caminamos así durante varias horas a través de la ciudad. Al final de una calle, pequeña, pero tan ancha, que, a aquella hora sobre todo, tomaba aires provinciales de plaza, estaba la sombrerería que buscaba.
Lo reconocí rápidamente, por su cara de suicida y por una imperceptible quemadura de cigarro junto al lazo. Ella se oponía a ponerse aquel sombrero de hombre, alegando que era un sombrero de hombre. Yo traté inutilmente de convencerla de lo arbitrario de una teoría que quería diferenciar sexos ya bien diferenciados. Abusando únicamente de mis fuerzas, logré ponerle el sombrero, que, como le estaba algo estrecho, le congestionaba cruelmente el rostro y le alargaba aún más las arrugas de la frente.
Debí de hacerle mucho daño, porque cuando salimos de la sombrerería lloraba.

Al amanecer del día siguiente era encontrado en una alameda de las afueras el cadáver de una niña de seis años. Llevaba puesto un sombrero de hombre, sujeto por un grueso alfiler, que, perforándole ambos parietales, le atravesaba la masa encefálica.
Agustín ESPINOSA (1897-1939)

viernes, 29 de enero de 2010

Miguel Labordeta


ASESINADOS JÓVENES

Asesinados jóvenes nacimos cierta vez
insistiendo sobre las guardagujas de los lagos
los vestigios de turbas de viejos profesores sin voz
y que hasta nosotros llegaban
hablándonos de la nada que nos rodea
a los tranvías azules.

. . .

Asesinados jóvenes caminamos por las calles
entramos en los cines y en los bares
incendiamos los rostros con ceniza y con sombra
y mientras dragones ciegos surgen
de las bocas húmedas de los metros
anhelando asaltar los cables telegráficos
nosotros sorprendidos vampiros
auscultamos el corazón de las tiernas existentes.

. . .

Asesinados jóvenes ansiamos perdernos en el naufragio
que cubre las aceras y los parques
de futbolistas ahogados en la sangre de sus besos
y desnudos marchando al bronce nocturno
de las playas desiertas
con ojos de caballos robados por sonrisa
acuciar el sentido total de los planetas
sobre las ropas usadas
de hambrientos transeúntes con reúma.

. . .

Asesinados jóvenes no amamos
el gesto de hastío del domingo
ni comprendemos el súbito crecer de las lecciones
bajo la trampa prodigiosa de la hierba
y así atónitos salvajes de vaticinios
intentamos aprender lo que hay de purísimo
en la faz con presagios de las charcas podridas.

. . .

En la esquina de enfrente
un hermoso niño miserable
medita sobre el final que tendrán las inmensas ciudades
cuando las aguas cubran sus horrendos campanarios de zinc.

Miguel LABORDETA

jueves, 28 de enero de 2010

casa amueblada

Estoy en las dos casas de mi frente
con los labios cortados por el aire
del amor.
Los vasos sollozantes se han vertido
y el mar ha descubierto mis armarios,
comiéndome mis libros interiores,
llagando mis ventanas,
llenando un corazón de peces negros,
un corazón que ignoro de quién es.
Juan Eduardo CIRLOT

lunes, 25 de enero de 2010

guantanamera


[...] Pero hay una razón que nos asiste más poderosa que todas las demás: somos cubanos, y ser cubano implica un deber, no cumplirlo es crimen y traición. Vivimos orgullosos de la historia de nuestra patria; la aprendimos en la escuela y hemos crecido oyendo hablar de libertad, de justicia y de derechos. Se nos enseñó a venerar desde temprano el ejemplo glorioso de nuestros héroes y de nuestros mártires. Céspedes, Agramonte, Maceo, Gómez y Martí fueron los primeros nombres que se grabaron en nuestro cerebro; se nos enseñó que el Titán había dicho que la libertad no se mendiga, sino que se conquista con el filo del machete; se nos enseñó que para la educación de los ciudadanos en la patria libre, escribió el Apóstol en su libro "La Edad de Oro": un hombre que se conforma con obedecer leyes injustas y permite que le pisen el país en que nació los hombres que se lo maltratan, no es un hombre honrado... En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que le roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana... "Se nos enseñó que el 10 de octubre y el 24 de febrero son efemérides gloriosas y de regocijo patrio porque marcan los días en que los cubanos se rebelaron contra el yugo de la infame tiranía; se nos enseñó a querer y defender la hermosa bandera de la estrella solitaria y a cantar todas las tardes un himno cuyos versos dicen que vivir en cadenas es vivir en afrenta y oprobios asumidos, y que morir por la patria es vivir. Todo eso aprendimos y no lo olvidaremos aunque hoy en nuestra patria se está asesinando y encarcelando a los hombres por practicar las ideas que les enseñaron desde la cuna. Nacimos en un país libre que nos legaron nuestros padres, y primero se hundirá la Isla en el mar antes que consintamos en ser esclavos de nadie.
Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su centenario, que su memoria se extinguiría para siempre, ¡tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo es rebelde, su pueblo es digno, su pueblo es fiel a su recuerdo; hay cubanos que han caído defendiendo sus doctrinas, hay jóvenes que en magnífico desagravio vinieron a morir junto a su tumba, a darle su sangre y su vida para que él siga viviendo en el alma de la patria. ¡Cuba, qué sería de ti si hubieras dejado morir a tu apóstol!
Termino mi defensa, pero no lo haré como hacen siempre todos los letrados, pidiendo la libertad del defendido; no puedo pedirla cuando mis compañeros están sufriendo ya en la Isla de Pinos ignominiosa prisión. Enviadme junto a ellos a compartir su suerte, es concebible que los hombres honrados estén muertos o presos en una república donde está de presidente un criminal y un ladrón.
A los señores magistrados, mi sincera gratitud por haberme permitido expresarme libremente, sin mezquinas coacciones; no os guardo rencor, reconozco que en ciertos aspectos habéis sido humanos y sé que el presidente de este tribunal, hombre de limpia vida, no puede disimular su repugnancia por el estado de cosas reinantes que le obliga a dictar un fallo injusto. Queda todavía a la Audiencia un problema más grave: ahí están las causas iniciadas por los setenta asesinatos, es decir, la mayor masacre que hemos conocido; los culpables siguen libres con un arma en la mano que es amenaza perenne para la vida de los ciudadanos; si no cae sobre ellos todo el peso de la ley, por cobardía o porque se lo impidan, y no renuncian en pleno todos los magistrados, me apiado de vuestras honras y compadezco la mancha sin precedentes que caerá sobre el Poder Judicial.
En cuanto a mí, sé que la cárcel será dura como no lo ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no importa, la historia me absolverá.

Fidel CASTRO / La historia me absolverá /Editorial de Ciencias Sociales, La Habana 1975. Edición con motivo de la celebración del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba

domingo, 24 de enero de 2010

javier egea/leyenda urbana II


Crece tanto la leyenda urbana sobre Javier Egea que se le encaloman poemas que no son suyos.

"...Crece la leyenda de Javier Egea, de Granada, al que no mataron, sino que se mató él mismo disparándose una escopeta de caza en la cabeza. «Sólo quiero despedirme y pedirte / perdón / porque voy a mancharte seguramente / de sangre / Me voy a pegar un tiro». Así habló el Maiakovski de Granada..."
Raul del Pozo/Isla Jersey/El ruido de la calle/EL MUNDO 29.10.2009 Opinión

Estos versos NO SON DE JAVIER EGEA, pertenecen a "El último poema de javier Egea" del poemario Perdona si te he ofendido, cuyo autor es Alfonso Aguado Ortuño.

Fuente: www.poesiaspoemas.com/.../el-ultimo-poema-de-javier-egea-(del-poemario:-perdona-si-te-he-ofendido)

sábado, 23 de enero de 2010

Retrato estupefacto (el amigo del cónsul)

Juan MARSÉ (Foto M. Beneto)

El rostro magullado y recalentado, acusa diversas y sucesivas estupefacciones sufridas a lo largo del día, y algo en él se está desplomando con estrépito de himnos y banderas. Este sujeto, sospechoso de inapetencias y como desriñonado, podría ilustrar no sólo una manera de vivir, sino también la naturaleza social del mundo en que uno vive: mientras el país no sepa qué hacer con su pasado, jamás sabrá que hacer con su futuro. De ahí la pupila descreída y la estatura escasa, escépticos los hombros, incierta la sonrisa y oscuros sus designios. Avanza cabizbajo y patizambo y con una leve cojera en la pierna derecha, tan leve que tampoco ella tiene posibilidades de futuro, y ni siquiera es elegante.
Hay en los ojos harapientos, arrimados a la nariz tumultuosa, una soñolienta nostalgia del payaso de circo que siempre quiso ser. Es fláccida la encarnadura facial, quizá porque la larga invernación intelectual y muscular, el aburrimiento, el alcohol y la luctuosa telaraña de casi cuarenta años de censura han abofeteado y abotargado las mejillas. La escarcha triste de la mirada y el incongruente rizo indómito son memoria de una adolescencia que le fue escamoteada. La niñez indigente y callejera, flanqueada por las altas tapias imperiales de lo prohibido, clama todavía en esa cara aniñada y en ese pelo ensortijado.
He aquí un hombre que espera cualquier autobús en cualquier parada, rumiando cualquier cosa. Visto de espaldas, mientras se aleja, es la misma imagen del pesimismo y del más celoso anonimato. Una solapada fatiga dorsal acucia su vieja disposición para la trola y el chisme y el vamos a contar mentiras tra-la-rá.
Es terco y perseverante tanto en sus amores como en sus odios. Es también, el especimen más vocacionalmente gandul que conozco. Su actividad soñada es dimitir de todo, incluso del tiempo y del espacio. De ahí quizá su actividad real: matar el tiempo y el espacio con torpes espejismos que pretende bañar, el insensato, con el rojo sol de la verdad. Manías.

Juan MARSÉ
Señoras y Señores Col. Fábula Edit. Planeta Barcelona 1977

Carta de amor (fraterno)

Andrés VÁZQUEZ de SOLA y Marcos ANA

A Marcos Ana
por Andrés Vázquez de Sola

Querido camarada Marcos Ana:

Te escribo para aclararte que asistí, como es natural, a un supuesto homenaje que la Universidad granadina te rendía, aprovechando lo cual, mi firma ha sido utilizada fraudulentamente en algo totalmente contrario, al involucrarte, a mi juicio, de forma negativa, solicitando para ti el Premio Príncipe de Asturias. Me explico:
El príncipe de Asturias no es ese muchacho seriecito, formal, bien educado, que se casó con una locutora de la tele, delgaducha ella. No, el Príncipe de Asturias es una institución monárquica que pretende perpetuar la misma monarquía reinstaurada en nuestro país por aquel traidor a España que tú, querido camarada, combatiste hasta el sacrificio de buena parte de tu vida.
Si ese muchacho, Felipe Borbón creo que se llama, compra tu último libro y llama a tu puerta para que se lo firmes, hazlo. También nuestro común amigo y camarada Rafael Alberti abrió, caballerosamente, su puerta a un vendepatrias, criminal de guerra: un tal Aznar. Nobleza obliga.
Por otra parte, conociendo a quienes han trajinado la idea de entalegarte –a ti, que has pasado tantos años en el talego- un premio que no enaltece sino a la monarquía franquista, me hace maliciar el maquiavélico oportunismo de quienes, en beneficio de una política rastrera, en Granada aprobaron una pensión vitalicia para un gusano anticubano, mientras condenaban el comunismo caribeño.
Solicitar el Premio Príncipe de Asturias para ti, daría paso a que mañana fuera nombrado Miembro de Honor de la Guardia de Franco el mismísimo Julián Grimau. Y no será tu amigo Andrés quien firme la solicitud.
Marcos, querido Marcos Ana, tú lo mereces todo. Todos los honores que puedan serte concedidos los tienes ganados con creces, por tu arte, por tu hombría de bien, por tu generosidad en el sacrificio… Todo, todo te lo mereces, menos el oprobio.
Te abraza con el cariño fraternal de siempre,

VÁZQUEZ DE SOLA

Fuente: annanoticies.com/.../carta-a-marcos-ana-dandres-vazquez-de-sola/

jueves, 21 de enero de 2010

LIBROS

Un libro INSÓLITO, que INTERESA, ILUSTRA y HACE PENSAR
Victor MORENO Fuera de lugar / Lo que hay que leer de críticos y escritores PAMIELA Pamplona 2009

El libro más insólito, el más interesante, el que más me ha ilustrado de cuantos he leído durante el año 2009, lo ha editado, magníficamente por cierto, y en mil ejemplares – según consta en la última página-una modesta editorial de Pamplona, Pamiela. Se titula Fuera de lugar y lo ha escrito Víctor Moreno, a quien no conozco de nada, hecha la salvedad de que había leído de él un par de textos que me llamaron la atención por su audacia y su sarcástico sentido del humor. El primero apareció en 1994 y tenía el irónico título De brumas y de veras, y un subtítulo que lo decía todo: La crítica literaria en los periódicos. El otro, mucho más reciente, ¿Qué hacemos con Baroja?, es, en mi opinión, el más agudo análisis de la figura y la obra de don Pío de cuantas conozco. […]

¿Qué tiene el libro de interesante? El ángulo de visión. Nadie hasta la fecha se había atrevido a mirar las figuras y figurones desde la sencillez de su propio relato. No hay miedo al “qué va a ser de mí mañana” si se enfadan y me quitan el ganapán. Ni ese temor que carcome a los profesionales de la pluma, ya convertido en tópico, sobre la diferencia entre lo que se sabe, lo que se dice y lo que se escribe. […]

Fuera de lugar, que tiene un subtítulo poco feliz, por equívoco – Lo que hay que leer de críticos y escritores-,es un retrato sarcástico de la autosatisfacción de la cultura española dominante. Nunca hubo tantos grandes escritores, tantos suplementos literarios y revistas oficiales dedicadas a la cultura, tantas instituciones culturales… y nunca, desde que tengo noticia viva de ello, la cultura fue tan sumisa y tan hipócrita. Basta rascar un poquito y aparece el paleto inseguro que llevamos dentro. Y eso explica que entre las cosas más irritantes de nuestro filisteísmo cultural – esa mezcla de mediocridad y soberbia académica-,que tiene a gala no sorprenderse de nada y darlo todo por sabido, figure una expresión repetida hasta la saciedad: “no cuenta nada nuevo”. Ciertamente Víctor Moreno quizá no cuente nada nuevo para los

curtidos en el oficio de la pluma. Ellos ya lo sabían, pero tenían buen cuidado de que usted no se enterase; como si se tratara de una vulgaridad adscrita a los gajes del oficio o un secreto entre cómplices. De ahí que sea tan saludable este libro publicado en Pamplona, en mil modestos ejemplares, porque ilustra bastante más que la retahíla de textos inanes que nos ha deparado el 2009.


Gregorio MORÁN El libro del año, de verdad LA VANGUARDIA 9 DE ENERO DE 2010

miércoles, 20 de enero de 2010

Mañana beso de despedida

Horace McCOY Di adiós al mañana Bruguera Libro Amigo Barcelona 1977 Traducción Ana Goldar y presentación Juan Carlos Martini

[...] El clima de sus obras, a veces los espacios físicos y los estratos sociales que protagonizan su literatura, la intensa angustia del ritmo narrativo y la penosa interpretación de los significados del mundo, sitúan las novelas de Mc Coy en una zona de la literatura negra que escapa de las convenciones del género, que extiende su influencia hasta convertir en estériles los límites. El mundo de la novela policiaca no es ya un espacio cerrado, identificable, aislado dentro del amplio espacio de la realidad. El mundo de la novela policiaca no es otro mundo, sino el mismo, el único, el mundo que conocemos y en el cual vivimos. [...] Elige, elabora y desarrolla una nueva dimensión para el relato policiaco a partir de una certeza incuestionable: la violencia es un hecho inseparable del sistema, que no se expresa sólo en formas obvias, estruendosas o sangrientas. Las relaciones humanas son, en sí, una forma de violencia, una expresión del poder y del sometimiento. Todo poder es una forma de violencia. Todo destino no elegido es una forma de violencia.
Las novelas policiacas de Horace McCoy tienen por tema esa violencia esencial del sistema social, es decir la violación del ser humano por parte de cada uno de los niveles de interrelación social y de sus instituciones, y del sitema en su conjunto de valores.
Di adiós al mañana (Kiss tomorrow goodbye) es una obra maestra. McCoy desarrolla en esta novela su interpretación integral de un sistema social -de un sistema de relaciones sociales- basado en la violencia. La familia, el dinero, el sexo, la ley, el crimen son formas sociales que actúan violentamente contra el individuo en una escala que puede graduarse desde los impulsos inconscientes hasta la agresión física. El objeto principal de la obra de McCoy es, después de todo, una reflexión existencial: cada hombre está solo en el mundo, y contra el mundo. El único recurso a su alcance para enfrentarse a la violencia que lo somete es su propia violencia, o sea, ejercer contra la violencia de los otros la violencia de la cual es capaz. El final de un camino de destrucción puede ser previsible, pero no hay otro remedio.
El crimen y la locura constituyen una actitud marginal ante la realidad. La corrupción por el poder y el dinero nivela las diferencias sociales desde un punto de vista ético, pero las jerarquías económicas no se modifican. El sometimiento y la humillación que origina un sistema semejante sólo pueden alterarse, aparentemente, con una ametralladora o con un legítimo delirio psicótico.

Juan Carlos MARTINI

Tal vez soñar


Dashiell HAMMET El Halcón del Rey Revista Literaria NOVELAS y CUENTOS Publicación semanal Año XXXV nº 1693 Madrid Domingo 20 de octubre de 1968

Estamos hechos de la misma materia que los sueños.
William SHAKESPEARE La Tempestad

martes, 19 de enero de 2010

El amor a (en) los 20


El loco amor de BONNIE & CLYDE

Bonnie Parker y Clyde Barrow son seguramente la pareja de delincuentes más famosa de la historia. Murieron abruptamente, enamorados, en una carretera de Luisiana, como Romeo y Julieta en Verona, a causa del descomunal tiroteo que les infligieron las huestes del detective Frank Hamer. Era el 23 de mayo de 1934. Ella tenía 23 años y él, 25. Aunque a Clyde se le atribuyen al menos una docena de asesinatos, y a ambos diversos robos y secuestros, la historia de amor que les unía les ha granjeado la simpatía del público.
El volumen Wanted lovers (Alpha Decay) [...] recoge las cartas de amor que se cruzaron a raíz del primer encarcelamiento de Clyde, en 1930. Sólo hacía un mes que se conocían, pero ambos sentían ya que sus destinos se había unido para siempre.
[...]

Fragmentos

De Bonnie a Clyde:
"Queridísimo amorcito: Sólo unas líneas esta noche. ¿Cómo se encuentra mi nene? (...) Tienes que sentirte muy solo y muy triste. (...) Ni siquiera sabía que te habían echado el guante hasta que tome prestado el coche y me acerqué al centro de la ciudad y me dijeron que te sacaron de circulación anoche. Me eché a llorar. Me había puesto sombra de ojos y empezó a chorrearme por la cara, y tuve que pararme en Lamar Street. (...) Te quiero más que a mi vida y casi he perdido la cabeza. Si tienes que pasar dos semanas más en la cárcel, me volveré loca, tan loca como una rata de manicomio. Anoche soñé que tú salías y yo entraba. Lo que daría por poder cumplir tus días de condena. Pero si me metieran seguro que tú me olvidarías."

De Clyde a Bonnie:
"Bueno niña, ¿qué tal te va el trabajo? ¿Alguno de esos borrachuzos se ha pasado de listo contigo? Si se pasan, apúntate los nombres, porque no me voy a quedar toda la vida en este tugurio."

La historia de Bonnie & Clyde

Estoy segura de que habréis leído
cómo atracan bancos,
cómo saquean,
y a los que les da por protestar
suelen encontrarlos moribundos o muertos.
En estas crónicas abundan las mentiras;
no son tan despiadados como los pintan,
son de naturaleza fiera,
todas las leyes detestan,
y a soplones, polis y chivatos.
Los llaman asesinos a sangre fría,
dicen que son crueles y malvados,
pero os diré con orgullo
que a Clyde lo conocí no hace mucho
cuando era honesto,
recto y aseado.
Pero los polis le incordiaban,
no paraban de detenerlo,
hasta que me dijo un día:
"nunca seré libre, amiga mía,
así que me llevaré unos cuantos al infierno".
Saben bien que la ley siempre ha ganado,
otras veces ya les dispararon
pero siempre supieron de largo
que la muerte es el salario del pecado.
Algún día se irán a pique juntos
y juntos descansarán sus cuerpos para siempre.
Habrá unos pocos afligidos...

Bonnie PARKER


[...] Los seis policias que dispararon contra Bonnie y Clyde, aquel 23 de mayo de 1934, hicieron impactar 167 proyectiles de bala contra el Ford en el que los fugitivos se encontraban. Cada uno de los cuerpos recibió más de cincuenta balazos. Fue el fin de su historia de amor. El fin de todo.

La Vanguardia Cultura 17 de enero 2010 El loco amor de BONNIE & CLYDE, por Xavi AYÉN

Wanted lovers Las cartas de amor de Bonnie y Clyde Ediciones Alpha Decay Barcelona 2010

lunes, 18 de enero de 2010

boxing



LA LEY DEL PÉNDULO

Fuerza más velocidad igual a pegada
Vadillo

Bajaban los sacos con un cabrestante. La escotilla portalaba un cielo azul de verano, inhóspito como una gran sala vacía. En la bodega los estibadores, formando corro, abrían cancha al redón descendente. Urgidos por el capataz se abalanzaban sobre los sacos y los apilaban ordenada y rápidamente.
-Saco... estribor... arriba... Iuú...
Sentían el polvillo del trigo en los pulmones y carraspeaban de vez en cuando. Las manos se endurecían en la faena, se musculaban y tomaban fuerza.
-Saco... babor... arriba... iuú...
Al ocaso entraba el segundo turno. En el ocaso, antes de que las luces del barco feriaran el trabajo, los estibadores miraban al cielo acuario como si fueran a emerger hacia el infinito.
Los estibadores se prestaban los chalecos de cuero y andrajos. Se despedían.
-¿Te entrenas?
-¿Te parece poco entrenamiento éste?
-A ver lo que haces en el próximo...
-Lo que se pueda.
-A ver cuando empiezas a ganar dinero y dejas esto.
-En seguida.
En el gimnasio penduleaba el saco de entrenamiento. El boxeador obedecía la voz del capataz.
-Saco... izquierda... derecha... arriba... abajo... Sigue... Para
En los barcos y en los gimnasios se iba aprendiendo a vivir: fuerza, velocidad, pegada... Un poco más lejos el dinero... y entretanto de saco a saco como única esperanza.
Ignacio ALDECOA Neutral corner

sábado, 16 de enero de 2010

LOCOS...

RUMI Locos Selección de Rubais del Diwan-i kedir Traducción de José Aguado y Juan S. Paz Las 4 Fuentes Editorial Madrid 1997


LOCOS de Amor

El secreto de la locura es la fuente de la razón.
Un hombre maduro está loco de Amor.
El que tiene su Corazón controlado
es mil veces más extraño para sí mismo

. . .

Anoche pedía a un viejo sabio
que me contase todos los secretos del universo.
Él murmuró lentamente a mi oído:
"esto no se puede decir, hay que aprenderlo".


. . .

Hoy, todavía, soy un borracho.
Quiero cambiar por completo.
Quiero hacer de un cráneo una copa de vino.
Hoy, quiero buscar a un sabio en la ciudad
para volverlo loco.

. . .

El amante ha de ser desgraciado, despreciado,
loco y demente durante todo el año.
Cuando estamos sobrios, somos esclavos de todo.
Cuando estamos borrachos, lo que haya de ser será.



jueves, 14 de enero de 2010

CAMINAR


WALKING AROUND

Sucede que me canso de ser hombre.

Sucede que entro en las sastrerías y en los cines

Marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro

Navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.

Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,

Sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,

Ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas

Y mi pelo y mi sombra.

Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso

Asustar a un notario con un lirio cortado

O dar muerte a una monja con un golpe de oreja.

Sería bello

Ir por las calles con un cuchillo verde

Y dando gritos hasta morir de frío.

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,

Vacilante, extendido, tiritando de sueño,

Hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,

Absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.

No quiero continuar de raíz y de tumba,

De subterráneo solo, de bodega con muertos,

Aterido, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo

Cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,

Y aúlla en su transcurso como una rueda herida,

Y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,

A hospitales donde los huesos salen por la ventana,

A ciertas zapaterías con olor a vinagre,

A calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos

Colgando de las puertas de las casas que odio,

Hay dentaduras olvidadas en una cafetera,

Hay espejos

Que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,

Hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,

Con furia, con olvido,

Paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,

Y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:

Calzoncillos, toallas y camisas que lloran

Lentas lágrimas sucias.

Pablo NERUDA


miércoles, 13 de enero de 2010

LA SOLEDAD



Por falta de lucidez
la lucidez está en mis pantalones.

Léo FERRÉ

aburrimiento

Aburrimiento. No hay en esta ciudad nadie por quien me valga la pena trasnochar.

Cuando estoy caduco me miro al espejo:
ya voy para viejo
y soy solterón.
Mentira parece no haberme casado,
después que he adorado
con ciega pasión.

Pues no me he casado por falta de novias:
que yo tuve novias
y en gran profusión.
En todas hallaba defectos y encantos,
unas me dejaron,
otras dejé yo.

¡Qué guapa era Elena! ¡Qué rubia Matilde!
¡Qué fina Clotilde!
¡Qué rica Salud!
¡Y qué bien Consuelo, y qué bien Consuelo,
y qué bien Consuelo
tocaba el laúd!

No había pensado en esta canción desde los años de la guerra, cuando nos la enseñó tía Isabel, -¿o fue Modesta?-, y me he entretenido en restaurar la letra, que se me había deteriorado mucho. Lo de la tocadora de laúd me parece una obscenidad bastante impropia de mi tía -aunque siempre haya sido deshonesta en sus conversaciones, como dijo una vez el tío Pepe- y quizá ese final de estrofa fuese invención de mi padre, en cuya voz lo recuerdo. Pero el primer verso, que fue el que me volvió de pronto, es verdaderamente muy bueno, y condensa los de Campoamor que a Gabriel Ferrater le hacen tanta gracia:

Cuando el Don Juan de Byron se hizo viejo
pasó una vida de aprensiones llena,
mirándose la lengua en el espejo,
prisionero del reuma en Cartagena.

Jaime GIL de BIEDMA
Diario del artista seriamente enfermo LUMEN Palabra menor Barcelona 1974 Págs. (36-37)

martes, 12 de enero de 2010

Papeles (II)



[...] Me detuve delante del secreter, inutilmente boquiabierto y sin duda con un aire grotesco. Pues, ¿qué podía decirme el escritorio después de todo? Para empezar estaba cerrado y, además, seguramente no contenía nada que pudiese interesarme. Apostaba diez a uno a que la anciana había destruido los papeles y, aunque no fuese así, la astuta mujer nunca los guardaría allí después de haberlos sacado del cofre verde; no los habría trasladado, si lo que quería era tenerlos a buen recaudo, a un escondite peor. El secreter llamaba más la atención, era un lugar más expuesto en una habitación que ella ya no podía custodiar. Se abría con una llave, pero tenía también un pequeño tirador de latón como un botón: lo vi al pasar la lámpara. Hice algo más, en el clímax de mi crisis; consideré la posibilidad de que la señorita Tina de veras quisiera revelarme algo. De lo contrario, si no deseaba que me acercase, ¿por qué no había cerrado la puerta que comunicaba el gabinete con la sala? Eso habría sido una señal definitiva para indicarme que me olvidase de los papeles. Si no lo indicaba era porque quería que yo entrase, por alguna razón... una razón que en ese momento se manifestaba mediante la sutilísima insinuación de que, para ayudarme, había dejado abierto el secreter. La llave no estaba puesta, pero la tapa se abriría probablemente si tocaba el botón. Urgido por esta posibilidad, me incliné para comprobarlo. No tenía intención de hacer nada, ni siquiera, ni mucho menos, de bajar la tapa. Sólo deseaba comprobar mi teoría, ver si el secreter estaba abierto. Rocé el tirador con la mano -lo sabría con sólo tocarlo- y volví la cabeza por encima del hombro. Fue puro azar, puro instinto, puesto que no había oído nada. Casi se me cae la lámpara de las manos, y di un paso atrás sobresaltándome ante lo que vieron mis ojos. Allí estaba Juliana, en camisón, junto a la puerta de su dormitorio, observándome. Tenía las manos levantadas y se había retirado el eterno velo que le cubría la mitad del rostro; y por primera, por última, por única vez pude contemplar sus extraordinarios ojos. Me deslumbraron: eran como el fogonazo de una lámpara de gas que sorprende a un ladrón in fraganti; sentí una vergüenza atroz. Jamás olvidaré su extraña figura, encorvada y vacilante, la cabeza alta, su actitud, su expresión; como tampoco olvidaré el violento y ardiente bufido que me lanzó mientras me daba la vuelta:
-¡Ah, editor sinvergüenza!
No sé qué explicación o qué disculpa balbucí; pero me acerqué a ella para decirle que no tenía intención de hacerle ningún daño. Me apartó con las manos marchitas y retrocedió llena de horror; al momento, con un rápido espasmo, se desplomaba en los brazos de la señorita Tina, como si la muerte se hubiese abatido sobre ella.
[...]
Henry JAMES Los papeles de Aspern Alba Editorial Barcelona 2009 Traducción de Catalina Martínez Muñoz Págs. (137-138)

domingo, 3 de enero de 2010

L'étranger

Camus: el extraño a sí mismo

"Oui [je suis toujour à gauche]. Malgré elle [la gauche] et malgré moi".
"Sí [siempre estoy a la izquierda]. A pesar de ella [la izquierda] y a pesar de mí mismo".

Albert CAMUS
(4 janvier: 50e anniversaire de sa mort)

viernes, 1 de enero de 2010

LADRIDO

Joan MIRÓ Perro ladrando a la luna

...solo y mudo
por la senda caminaba,
y se oían los ladridos de los perros a la luna,
a la luna pálida...
José Asunción SILVA

Decíamos ayer


Aquí la envidia y mentira
me tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de queste mundo salvado,
y con pobre mesa y casa
en el campo deleitoso
con sólo Dios se acompasa
y a solas su vida pasa
ni envidiado ni envidioso.
Fray Luis de LEÓN