miércoles, 23 de noviembre de 2011

VARGAS

Sonaron las campanadas
que abren
la briega
del día.

Me están obligando
a deciros
que no es posible
ir hacia la muerte
tan en vacío,
que no es
ningún heroismo
reproducirse
con los mismos gestos.

Aljaima VARGAS // Nocturnidades y esquinas // Ediciones del Serbal //Colección Espadaña // 1ª Edición Barcelona 1987

jueves, 17 de noviembre de 2011

JESÚS

Jesus GARCÍA AGUAGRIA / [Pórtugos (Granada) 1953 - Barcelona 17 noviembre 2011]







Jesús, que la tierra te sea leve.

sábado, 5 de noviembre de 2011

El SILENCIO


(Del lat. silentium) m. Abstención de hablar.//2. fig. Falta de ruido. El SILENCIO de los bosques, del claustro, de la noche.//3. fig. Falta u omisión de algo por escrito. El SILENCIO de los historiadores contemporáneos; el SILENCIO de la ley; escríbeme cuanto antes, porque tanto SILENCIO me tiene con cuidado. // 4. Der. Desestinación tácita de una petición o recurso por el mero vencimiento del plazo que la administración pública tiene para resolver. / 5. Mús. Pausa musical. // perpetuo silencio. Der. Fórmula con la que se prohibe al actor que vuelva a deducir la acción o a instar sobre ella. // en silencio. loc. adv. fig. Sin protestar, sin quejarse. Sufrir EN SILENCIO. // Entregar uno una cosa al silencio. fr. fig. Olvidarla, callarla, no hacer más mención de ella. / imponer uno silencio, fr. Tratándose de personas, hacerlas callar. / 2. fig. Tratándose de pasiones, reprimirlas. / pasar uno en silencio una cosa. fr. Omitirla, callarla, no hacer mención de ella cuando se habla o escribe.

DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA // RAE // VIGÉSIMA PRIMERA EDICIÓN / TOMO II / MADRID 1992

martes, 1 de noviembre de 2011

IRA





IMSOMNIO

Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas).

A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro,

y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna.

Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.

Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma,

por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid,

por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.

Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?

¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día,

las tristes azucenas letales de tus noches?

Dámaso ALONSO / Hijos de la ira (1944)