miércoles, 24 de septiembre de 2008

CREPUSCLE

Davalla lenta l'ombra aquest capvespre.

S'allargarà el crepuscle fins a perdre's,
desdibuixant els arbres i les cases,
dins la nit fonda i freda.

Torno al llibre estimat. Encenc el llum.

Tot el que és clar en els mots és clar en la vida.

Miquel martí i Pol
Primer llibre de Bloomsbury

miércoles, 17 de septiembre de 2008

ROMANCE

Romance que resuelve con ingenuidad sobre problemas entre las instancias de la obligación y el afecto

Supuesto, discurso mío,
que gozáis en todo el orbe,
entre aplausos de entendido,
de agudo veneraciones,

mostradlo en el duro empeño
en que mis ansias os ponen,
dando salida a mis dudas,
dando aliento a mis temores.

Empeño vuestro es el mío;
mirad que será desorden
ser en causa ajena agudo
y en la vuestra propia torpe.

Ved que es querer que las causas,
con efectos desconformes,
nieves al fuego congele,
que la nieve llamas brote.

Manda la razón de estado
que, atendiendo a obligaciones,
las partes de Fabio olvide,
las prendas de Silvio adore.

O que al menos, si no puedo
vencer tan fuertes pasiones,
cenizas de disimulo
cubran amantes ardores.

¡Qué vano disfraz la juzgo!
Pues harán, cuando más obren,
que no se mire la llama,
no que el ardor no se note.

¿Cómo podré yo mostrarme,
entre estas contradicciones,
a quien no quiero, de cera,
a quien adoro, de bronce?

¿Cómo el corazón podrá,
cómo sabrá el labio torpe
fingir halago, olvidando,
mentir, amando, rigores?

¿Cómo sufrir abatido,
entre tan bajas fricciones,
que lo desmienta la boca
podrá un corazón tan noble?

¿Y cómo podrá la boca
cuando el corazón se enoje,
fingir cariños, faltando
quien le ministre razones?

¿Podrá mi noble altivez
consentir que mis acciones
de nieve y de fuego sirvan
de ser fábula del orbe?

Y yo doy, que tanta dicha
tenga, que todos lo ignoren:
para pasar la vergüenza
¿no basta que a mi me conste?

Que aquesto es razón me dicen
los que la razón conocen:
¿pues cómo la razón puede
forjarse de sinrazones?

¿Qué te costaba, hado impío,
dar al repartir tus dones
o los méritos a Fabio
o a Silvio las perfecciones?

Dicha y desdicha dentrambos
la suerte les descompone,
con que el uno su desdicha
y el otro su dicha ignore.

¿Quién ha visto que tan varia
la fortuna se equivoque
y que el dichoso padezca
porque el infelice goce?

No me convence el ejemplo
que en el Mongibelo ponen,
que en él es natural gala
y en mi violencia disforme.

Y resistir el combate
de tan encontrados golpes
no cabe en lo sensitivo
y puede sufrirlo un monte

¡Oh, vil arte cuyas reglas
tanto a la razón se oponen,
que para que se ejecuten
es menester que se ignoren!

¿Qué hace en adorarme Silvio?
¿Cuando más fino blasone,
quererme es más que seguir
de su inclinación el norte?

Gustoso vive en su empleo
sin que disgustos le estorben:
¿pues qué vence, si no vence
por mí en sus inclinaciones?

¿Qué víctimas sacrifica,
qué incienso en mis aras pone,
si cambia sus rendimientos
al precio de mis favores?

Más hago yo; pues no hay duda
que hace finezas mayores
que el voluntario ruega,
quien violenta corresponde.

Porque aquél sigue obediente
de su estrella el curso dócil,
y éste contra la corriente
de su destino se opone.

Él es libre para amarme,
aunque otra su amor provoque.
¿Y no tendré yo la misma
libertad en mis acciones?

Si él restituir no puede,
su incendio mi incendio abone:
violencia que a él le sujeta,
¿qué mucho que a mí me postre?

¿No es rigor, no es tiranía,
siendo iguales las pasiones,
no poder él reportarse
y querer que me reporte?

Quererle porque él me quiere
no es justo que amor se nombre:
que no ama quien para amar
el ser amado supone.

No es amor correspondencia:
causas tiene superiores,
que las concilian los astros
o la engendran perfecciones.

Quien ama porque es querida,
sin otro impulso más noble,
desprecia el amante y ama
sus propias adoraciones.

Del humo del sacrificio
quiere los vanos honores,
sin mirar si al oferente
hay méritos que le adornen.

Ser potencia y ser objeto
a toda razón se opone;
porque era ejercer en sí
sus propias operaciones.

A parte rei se distinguen
el objeto que conoce;
y lo amable, no lo amante,
es blanco de sus harpones.

Amor no busca la paga
de voluntades conformes;
que tan bajo interés fuera
indigna usura en los dioses.

No hay cualidad que en él pueda
imprimir alteraciones
del velo de los desdenes,
del fuego de los favores.

Su ser es inaccesible
al discurso de los hombres;
que aunque el efecto se sienta,
la esencia no se conoce.

Y en fin, cuando en mi favor
no hubiere tantas razones;
mi voluntad es de Fabio:
Silvio y el mundo perdonen.
Sor Juana Inés de la Cruz

CUBA

Pedro Coll El Temp detingut La Havana 1995

¡Oh Cuba! ¡Oh ritmo de semillas secas!
F. G. L. SON DE NEGROS EN CUBA Poeta en Nueva York

RETRATO

Trieste Madrid 1987

El poeta William Faulkner




RETRATO

Pon tu mano entre los dos, eleva tu rostro debilmente
y descorre las opacas cortinas de tus ojos.
Caminemos aquí, blandamente confrontados por la sombra
y charlemos de minuciosas trivialidades.

Hablemos al azar, con ligereza: la película de esta noche...
repitamos palabra por palabra una conversación rota
sobre amigos y felicidad.

La oscuridad vacila mientras nos llega una música
que, de una sangre a otra sangre,
entre las palmas de las manos, una vez escuchamos.

Ven, eleva tu rostro, el diminuto fragmento de tu boca
tan movible y ligero sobre tu pálida y blanca cara;
altivamente, habla de la vida, profunda de juventud, también sencilla;
joven, blanca y extraña, bajas junto a mí esta calle ensombrencida,
tu pequeño pecho reposa dulcemente en mi mano
y tu risa rompe el ritmo de nuestros pasos.

Eres tan joven...
y, en verdad, crees que este mundo,
esta calle oscurecida, este ensombrecido muro,
brillan con la belleza que, apasionadamente,
sabes no se habrá de marchitar, enfriar, no morirá nunca.

Lleva entonces tu mano hacia tu rostro apenas entrevisto
y descorre las opacas cortinas de tus ojos;
habla profundamente de la vida, de verdades sencillas,
con una voz clara de abierta sorpresa.

William Faulkner Visión en primavera (Versión de Menchu Gutiérrez)

sábado, 13 de septiembre de 2008

LUNA

RARO DE LUNA

Y la luna.
Pero no la luna
(F.G.L.)

Porque la luna. Pero no la luna.
Sí los tumbos añiles, sí la vida,
el estallido sordo de la espera
y la ciudad, el sueño, la otra calle
que es un reto de luz. Escucha ahora.
Hay un reclamo que el dolor levanta
a cualquier hora de las sombras. Luchas,
te embisten las esquinas presentidas
donde tendrá sentido el corazón.
Somos espanto. Pero el abordaje
de otros mares nos hace conocidos,
nos arma de pasión en esta muerte.
Mirad en las ojeras de los puentes
yedras oscuras, agua detenida,
naufragados embates, soledad
y colgajos morados de silencio.
Allí convoca el tiempo a los que saben
como duele la historia en el costado.
Por eso me alimenta la esperanza.
Por eso canta tu dolor. Escucha.
Hoy nos puebla la luna de su cuerpo.
Porque la luna. Pero no la luna.
Javier Egea 28.11.82

jueves, 11 de septiembre de 2008

SONETOS DEL DIENTE DE ORO



Cubierta del cuaderno de trabajo de los Sonetos del diente de oro, de Javier Egea


Y recuerdo también que aquel hidalgo
al supuesto importuno caso hizo
y se inventó los motes y los versos
y los sonetos y los desatinos
con que a la mayor gloria de las letras
glorificó para los que aprendimos
que escribir es ficción, mas no farfolla,
no paja, orgasmo sí, puente tendido
entre dos realidades y una sola
cuartilla blanca que mandó el destino. (*)


(*) Versos del propio Javier Egea extraídos de un largo poema epistolar a un amigo poeta. Aunque aislados de donde pertenecen entiendo que encajan con las palabras que siguen.



El año 1992 comienza con problemas económicos para Javier Egea: Larra vive y la lentitud burocrática hace que se le deba algún recital en el que ha participado, su fundamental fuente de ingresos junto a los derechos de autor, y ya hace dos años que se publicó Raro de luna con buenas críticas y regular fortuna en cuanto a ventas. En los meses que siguen su actividad es intensa: envía alguna colaboración que se le solicita para revistas de poesía; participa en la preselección o es jurado de premios; es entrevistado por algún medio de comunicación; y lee, novela sobre todo. Y siente nostalgia del mar. Continúa participando en recitales y su actitud civil es militante y combativa, acudiendo a actos por la insumisión y en apoyo a la huelga general del mes de mayo, entre otros. Comienza a preparar su participación en el futuro recital La poesía del tango y piensa en esos momentos que lleva demasiado tiempo sin escribir. ¿Dónde estará la poesía? ¿Perdida para siempre?, se pregunta. En junio se le encarga la coordinación de la antología Confieso que he bebido, en la que comienza a trabajar, proyecto éste que finalmente no se llevará a cabo. Y continúa leyendo novela, y poesía de la Edad de Oro, historia y alguna biografía. Respecto a sus proyectos editoriales, piensa en la reedición de Troppo mare y de Paseo de los tristes en Hiperión pero siente nostalgia del trabajo continuado, y un día de junio, contemplando un libro con las páginas en blanco encuadernado en material imitación piel de serpiente y de color rojo, se pregunta cuales serán los versos que lo pueblen.
La lectura de Las 1001 noches hace que le ronde un título, La noche 602, una de las noches, en la que Sherezade juega con un relato circular para entretener al Sultán y salvarse de la muerte a la que éste la tiene destinada. Esta idea le ilusiona y de inmediato, otra vez, busca una música, pero con argumento: la encuentra en Sherezade, la suite sinfónica op. 35 de Rimsky-Korzacov y se dispone a recobrar la certidumbre poética. Al igual que Korzakov usa en su suite un programa que le sirvió de guía, que consistía en episodios y relatos separados, sin relación entre sí, de Las Noches de Arabia, repartidos entre los cuatro movimientos de la suite, Javier crea una historia contada en sonetos utilizando técnicas narrativas y una cierta épica, pero teniendo cada soneto entidad propia por sí mismos. La idea se materializa tras más de dos años de trabajo, en diez sonetos a los que titula Sonetos del diente de oro, finalizando el libro el año 1994. Siempre tuvo deseos de escribir un libro de sonetos y ahí lo tenía. Pero lo más interesante es que la experiencia le había gratificado tanto que quiere intentar otros desarrollos con la misma técnica.
La redacción de los sonetos pobló aquel libro con las páginas en blanco que extrajo de una estantería dos años antes y en él anotó toda la arquitectura poética que los construyeron.
La ubicación de los diez sonetos con sus dedicatorias en una carpeta en unión de otras carpetas con el índice Antología, Poemas sueltos, Sonetos, y un cuaderno con algunos inéditos y anotaciones, sugieren que eran el proyecto editorial que cerraría el "ciclo poético" de Javier, con la publicación de una antología o la obra completa tras la reedición de Paseo de los tristes en "Maillot amarillo".

José Luis (Pío) ALCÁNTARA

Fotografía Araceli OSORIO

sábado, 6 de septiembre de 2008

CONSTANCIA



IDEAS ACERCA DE LA CONFUSIÓN EN CHEROKEE AVENUE

I

Es primavera en Cherokee Avenue, West Saint-Paul.
Las gotas de lluvia golpean la puerta mal cerrada
y una luz invernal, como de piedra,
calcina huellas de pisadas, el olor del verdín,
la súbita arrogancia de los potos junto al ventanal.
Abril es ahora un mes extraño,
(un cielo no es cruel, sólo un poco confuso),
con un sol frío que se derrama con indiferencia
sobre la nieve inhóspita, los árboles sin hojas
y la calle desierta. En la pared, retratos,
rostros desconocidos que observan con desgana
el movimiento mecánico de los ojos antes del despertar,
la somnolencia hecha ceniza,
este silencio mío, tan acostumbrado a las tormentas
y al resplandor cárdeno de la soledad. Relámpagos
de un incierto crepúsculo caído
tras de los párpados, horas atrás, junto al jarrón con rosas.
Brillan hogueras acechantes que apenas puedo definir,
la pausada respiración acompasando el ritmo de tu cuerpo,
tu cuerpo junto al mío, ojos azules en la madrugada,
y el tapiz frente al lecho donde cummings recuerda:
to be nobody but yourself.

II

To be yourself. Ayer estuve todo el día vagabundeando por la ciudad;
sentados en el balcón, junto a los ventanales, bordeamos un sucio Mississipi,
no el río luminoso que de niño soñaba desde la acogedora oscuridad del cine de mi barrio,
(los viejos caballeros de New Orleans en technicolor) sino esta noche sin memoria
donde apenas transitan, como torres de sombra, las letras tristes de St. Mary's Hospital.
Recuerdo vagamente cierta conversación acerca de un viaje hacia Seattle,
de las dificultades de cambiar de vida ahora que el año está tan avanzado,
y de cómo la nieve es el reverso repentino
de un mar que alguna vez cantó la antigua melodía
del verano, to love's to live, y el sol que, al fin, se asienta
ingenuo y poderoso sobre aquel mar. Digamos que el silencio
entre una lluvia y otra es todo lo que necesito
saber acerca del amor, o que los días nos enseñan
que morir no siempre significa muerte.
Charlar bajo la luz tamizada de la lámpara, sin embargo, no ayuda
mucho. Mientras me hablaba, pude aprender que la distancia es la mitad de
estar juntos, pero en el mismo sitio y a la vez, tocar
sin tocarnos, comer, ir de compras, el uno siempre varios pasos
por delante del otro. Recordar lo aburrido
que resultaba hacernos el amor, para no hablar de la torpeza
conque un roce mecánico pretende ser caricia, pero cada uno
viviendo a solas, en el mismo sitio, y a la vez.

III

Supongo que la causa poco importa. Tal vez
fuese la consecuencia de dormir desnudo
en un lugar extraño, los sueños evasivos,
el misterio de estar que es siempre inexplicable,
mientras algo cálido impregna con su perfume el tacto
de esta quietud, o la precariedad de otro paisaje,
árboles que espumean junto a otro mar, su aliento
color de cielo antiguo, cosas ininteligibles.
Tal vez ni siquiera se trata de una sensación
sino de la necesidad de alguna sensación.
"Aquí estamos, en este cuarto, Cherokee Avenue,
West Saint-Paul".No hay metáforas (cómo tú las llamabas)
para intentar vivir algo tan simple. Juan Ramón las tenía
("Yo he acumulado mi esperanza
en lengua, en nombre hablado, en nombre escrito")
y otros muchos después, contemplando la nieve, sentados en la roca,
o con los pies hundidos en el agua. Yo sólo escribo este poema
no con la ingenua pretensión de expresar lo que siento
(nunca sé lo que siento) sino para que poco a poco sus palabras
puedan iluminar el hueco donde estoy (quiero decir, quién soy)
en el lejano abismo de otros ojos
verdes como la noche y su serenidad.

IV

Puedo decir, por ello, (ahora que no me escuchas)
que el color de la noche se parece a tus ojos.
Como un semáforo lejano cede paso a la aurora,
una aurora sin nadie donde el azul te habita,
cuerpo hecho a la medida de ningún deseo.
La lluvia sigue golpeando intermitentemente la ventana
y las viejas historias aparecen de pronto como viejas historias
que alguien contó una vez, sentado junto al fuego, mientras la música sonaba
como en sordina, la voz algo insegura,
"I moved with the slowest motion/that is not death". Ya sé que
las hojas de mi cuaderno no son las hojas de los árboles
(miro los brotes donde se insinúan) pero también en ellas
el día que comienza inscribe su monotonía sin la indelicadeza de algún símbolo,
cajas donde los libros se amontonan, los chuzos del tejado
que un sol tímido refleja sobre el aparador
y otros objetos diminutos en que el amanecer se apoya con desgana.
Desde la altura de su silencio observo su nocturnidad,
y ahora, en el vasto espacio de la espuma, el aire
del cuarto ya no es aire sino escenario, tú,
y unos labios insomnes, aún sin la costumbre de tu piel,
buscan decir la luz entre las ruinas.
Ruinas o amor: tus ojos o la noche,
las jubilosas letras de tu cuerpo sobre un vidrio apagado.

V

Todo parece tan sencillo que incluso olvido la retórica.
Puedo decir abiertamente: "Estoy
oyendo el tableteo de la lluvia, la imagen de aquel río,
ella duerme tranquila, sin que la abrume el sol de la mañana".
Digo las cosas como son: son cosas,
y hasta parecen tan felices sin saber que las miro,
(por eso me permito un poco de sinceridad),
que las metáforas que cuidadosamente he ido acumulando
suenan en mis oídos como enjambres de insectos. Esta mañana de domingo
del mes de abril, mientras la nieve cubre las ramas de los árboles,
no necesito convencerme de que añoro el olor
de las playas, el aire donde ya crece el azahar, ni
ese cuerpo tan mío (¿por qué habré dicho siempre
de su cuerpo que es mío?) Hoy, tres meses después de
mi treinta y siete aniversario, he decidido al fin
que escribir mis poemas no es conversar con nadie
-para qué construir sílaba sobre sílaba otro nombre que no
existe- y a cierta edad, supongo, uno debe tomar
decisiones. Tal vez sea un poco tarde, pero hoy parece que acabó el invierno
y la luz incipiente del amanecer es mi mejor poema.
Déjame que te ofrezca su seguridad.
El sueño es dulce cuando estás dormida.
Jenaro Talens La constancia del nómada

viernes, 5 de septiembre de 2008

GÓNGORA

A LO MISMO

Oveja perdida, ven
sobre mis hombros, que hoy
no sólo tu pastor soy,
sino tu pasto también.

Por descubrirte mejor,
cuando balabas perdida,
dejé en un árbol la vida,
donde me subió el amor;
si prenda quieres mayor,
mis obras hoy te la den.

Oveja perdida, ven
sobre mis hombros, que hoy
no sólo tu pastor soy,
sino tu pasto también.

Pasto al fin, hoy tuyo hecho,
¿cuál dará mayor asombro,
o el traerte yo en el hombro,
o el traerme tú en el pecho?
Prendas son de amor estrecho,
que aun los más ciegos las ven.

Oveja perdida, ven
sobre mis hombros, que hoy
no sólo tu pastor soy,
sino tu pasto también.
Luis de Góngora y Argote

jueves, 4 de septiembre de 2008

BRISA


A la luz de un cigarro
recién encendido.
Todo el mundo cruzaba perdido,
con prisa.
Todo estaba callado, dormido,
perdido.
Entre azules y grises pasó
tu vestido.
Pasó la Brisa.

Javier
14.6.96
Barcelona

miércoles, 3 de septiembre de 2008

MARXCITA

La razón siempre ha existido, pero no siempre de la forma más razonable.
Carlos Marx

lunes, 1 de septiembre de 2008

CESARE PAVESE


"Verrá la notte e avrà i tuoi occhi"

GENTE SPAESATA


TROPPO mare. Ne abbiamo veduto abbastanza di mare.
Alla sera, che l'acqua si stende slavata
e sfumata nel nulla, l'amico la fissa
e io fisso l'amico e non parla nessuno.
Nottetempo finiamo a rinchiuderci in fondo a una tampa,
isolati nel fumo, e beviamo. L'amico ha i suoi sogni
(sono un poco monotoni i sogni allo scroscio del mare)
dove l'acqua nom è che lo specchio, tra un'isola e l'altra,
di colline, screziate di fiori selvaggi e cascate.
Il suo vino è cosí. Si contempla, guardando il bicchiere,
a inalzare colline di verde sul piano del mare.
Le colline mi vanno; e lo lascio parlare del mare
perché è un'acqua ben chiara, che mostra persino le pietre.

Vedo solo colline e mi riempiono il cielo e la terra
con le linee sicure dei fianchi, lontane o vicine.
Solamente, le mie sono scabre, e striate di vigne
faticose sul suolo bruciato. L'amico le acetta
e le vuole vestire di fiori e di frutti selvaggi
per scoprirvi, ridendo, regazze piú nude dei frutti.
Non occorre: ai miei sogni piú scabri non manca un sorriso.
Se domani sul presto saremo in cammino
verso quelle colline, potremo incontrar per le vigne
qualque scura ragazza, annerita di sole,
e, attaccando discorso, mangiare un po' d'uva.

Cesare Pavese , di "Lavorare stanca"