domingo, 23 de octubre de 2011

Ja... ja, ja...

Noshe canashaa



LA CANALLA en NOSTROMO - Barcelona

"Porta de França"
, La Canalla: El Chipi (voz y versos), Javi Galiana (piano), Jose López (contrabajo), Julián Sánchez (trompeta y acordeón), José (percusión)
Bar Nostromo (Barcelona), 7 de Mayo de 2010.

miércoles, 19 de octubre de 2011

OCTUBRE (2)

LA SOMBRA

Pier Paolo PASOLINI ante la tumba de GRAMSCI


BALADA DEL SUICIDIO


¡Piedad, piedad!
Vosotros me queréis
muerta y enterrada:
sin voz,
sin gestos,
sin rostro,
sin vida...
que no regrese
-decís vosotros- nunca más
la locura que ella fue,
aquí ¡entre nosotros!

¡Piedad, piedad!
Gente feliz
vosotros me esperáis:
ahorcada,
ahogada,
incendiada,
destrozada...
¿Qué hace ahí
-decís vosotros- si da
sólo rabia, y lo sabe,
aquí entre nosotros?

¡Piedad, piedad!
Gente de bien,
vosotros me teméis:
en mi amor,
en mi vicio,
en mi ardor,
en mi odio...
¿Por qué vive
-decís vosotros- aquí abajo
pecadora y tabú,
aquí entre nosotros?

¡Piedad, piedad!
Gente normal,
me condenáis:
a temblar,
a odiar,
a ocultarme,
a desaparecer...
El que es diferente
-decís vosotros- no puede
quedarse ni un poco
¡aquí entre nosotros!

¡Piedad, piedad!
Gente en el poder,
vosotros me amenazáis:
con la detención,
con la celda,
con la picota,
con la hoguera...
La pasión
-decís vosotros- no da
más que molestias y ansiedad
¡aquí entre nosotros!

¡Piedad, piedad!
Parecía eterno
mi destino:
de hablar,
de cantar,
de gozar,
de pecar...
Pero sí, pero ¡sí!
Para mí se acabó,
quedaos tranquilos...
Entro en la sombra,
os dejo el mundo...

Publicada en Giro a Vuoto, Milán, 1960
De Pier Paolo PASOLINI, Palabra de Corsario,
Madrid. Círculo de Bellas Artes, 2005, págs. 150-151

sábado, 15 de octubre de 2011

OCTUBRE

15-O: LA CALLE

jueves, 13 de octubre de 2011

DURRUTI

"Los obreros son los únicos productores de la riqueza. Somos nosotros, los obreros, los que hacemos marchar las máquinas de las industrias, los que extraemos el carbón y los minerales de las minas, los que construimos las ciudades... ¿Por qué no vamos a construir y aún en mejores condiciones para reemplazar lo destruido? Sabemos que no vamos a heredar nada más que ruinas porque la burguesía tratará de arruinar el mundo en la última fase de su historia. Pero a nosotros no nos dan miedo las ruinas, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones."

Buenaventura DURRUTI

viernes, 7 de octubre de 2011

Las piedras escritas / Yerto al sol

ROSETTA

A Enrique Vázquez de Sola

Besarse a la luna,

mujer, es besarnos

en toda la muerte.

Miguel Hernández


I

Cuando tu cuerpo

todo era distinto, inesperado y joven:

habitaban los ojos

rompeolas,

caballos

pleamares

y era Agosto feliz y sorprendido

frente a nuestra pasión, frente al misterio.

Y qué fuerza en tus brazos,

qué parajes de fuego,

qué tormenta de luz, amada mía.

Mas he aquí, de pronto, que vinieron

los cuchillos del miedo a desnudar el frío,

a pretender herrumbres y cenizas,

y espaldas,

grupas,

lejos,

partiendo en dos la tarde.

Tempestades que alzaron,

borrascas que nublaron,

huracanes que vimos

llevarse nuestra casa como un copo de nieve.

Porque estábamos solos

comprendimos la luz de las ruinas,

los hierros retorcidos,

sin apenas un grito,

como si hubiese sido nuestra casa de siempre

aquel palo tronchado,

aquel espejo roto,

y vasos,

sillas,

naipes,

mirándonos allí desde el escombro.

Y entre los dos qué grande la montaña,

qué terribles los álamos y el río,

qué tremenda la calle

y el asfalto y el humo

y el silencio aterido sobre los pedestales,

espeso,

grande,

inmóvil.

En medio de la calle cesaba yerto el sol.

II

No fue sino en los muros que estaba su lenguaje.

Mas no supo mirar.

Se fue quedando

atónito delante de las piedras escritas,

frente a los capiteles acobardado y ciego,

tras de los frisos habladores sordo,

solo en Persépolis,

solo en Pompeya

y en Altamira solo,

ciego y solo.

Jeroglíficos,

números,

arcanos

que no supo mirar, mas le miraban.

Y quién hablara,

quién rasgara los velos,

quién alzara una mano sobre restos y huellas,

fustes y losas,

si era enorme el silencio

y unos ojos de mármol vigilaban sus ojos,

testigos de la sombra,

centinelas de nieve.

No se atrevió, no supo

y desnudo quedó

palideciendo.

Allí, desde los cofres milenarios,

la soledad miraba

y era un tesoro frío.

y III

Viven cerca de aquí, mas están solos

y solos son de antes de tu cuerpo.

Primitivos y nuevos,

levantan el dolor como bandera

y no saben mirar.

Como tus ojos.

Pero en ellos me miro, a vosotros me entrego.

Caballos,

trenes,

barcos

que reclaman mis ojos para siempre

mientras tiendo en la noche

saltos de agua, cántaros,

abrazos,

puentes,

túneles.

Mira la calle, amor, oye los pasos

de los que van y son mientras caminan

y viven, palidecen, desesperan.

No es posible la luz porque tus ojos

han de morir.

De nuevo

será tu corazón un aguacero

sobre mi piel vencida.

Por eso voy por el amor de luto,

por eso cambio mi dolor de sitio

y a pesar del amor la calle canta.

Pero cuando tu cuerpo

eran nubes izadas a fuerza de querernos,

de adornar la consciencia de lo que nunca fuimos,

pero tanta pregunta sin sol, acumulándose,

pero el agua creciendo por la cintura nuestra,

acribillando el pecho, gota a gota,

pero tanto postigo con el gesto cansado,

pero tanto dolor,

pero la voz del humo tiritando

y la luz:

no es posible la luz pero tus ojos.

Como si fuese tarde

habrá que madrugar sobre el escombro.

Sin ti polvo, ceniza. Sin vosotros la nada.

Javier EGEA / Troppo mare [Rosetta]

sábado, 1 de octubre de 2011

Edad de Oro

"Este despedazado anfiteatro,
impío honor de los dioses, cuya afrenta
publica el amarillo jaramago,
ya reducida a trágico teatro.
¡Oh, fábula del tiempo!, representa
cuánta fue su grandeza y es su estrago."

Rodrigo CARO
/ A las ruinas de Itálica

Concierto de despedida



DESPEDIDA


Quizás, cuando me muera,
dirán: "Era un poeta."
Y el mundo, siempre bello, brillará sin conciencia.

Quizás tú no recuerdes
quién fui, mas en ti suenen
los anónimos versos que un día puse en ciernes.

Quizás no quede nada
de mí, ni una palabra,
ni una de estas palabras que hoy sueño en el mañana.

Pero visto o no visto,
pero dicho o no dicho,
yo estaré en vuestra sombra, ¡oh, hermosamente vivos!

Yo seguiré siguiendo,
yo seguiré muriendo,
seré, no sé bien cómo, parte del gran concierto.

Gabriel CELAYA / LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE CELAYA /Centenario de Gabriel Celaya 1911-2011 / Atrapasueños editorial /Sevilla 2011 / Pág. 14