viernes, 30 de octubre de 2015
Muertitos
Hasta el des(a)tino final:
Reunido con mis muertitos
fumal fumal sin paral.
(Ya puestos, me voy a la taberna más próxima)
MUERTITOS FUMANDO
sábado, 17 de octubre de 2015
[FRAGMENTOS]
[FRAGMENTO]
ACABO de volver y estoy mirando
si es posible cambiar una esperanza, un antebrazo roto,
por un hombre.
Porque sucede a veces que uno sale a la tarde
y alguien pasa en silencio,
o te pregunta algo,
o te coge las manos y no pregunta nada.
Y uno quisiera entonces
decirle que si el pan estaba tierno o si podía
tomar un trago aún y hablar de su familia,
o hablar de que las calles
ya no tienen más piedras.
[FRAGMENTO]
A pesar de tu mirada
eres el hombre no necesario: para nada: para nadie.
Pablo del ÁGUILA (1967)
POESÍA REUNIDA (1964-1968) SILENE Granada 1989 pags. (143-144)
miércoles, 7 de octubre de 2015
sábado, 3 de octubre de 2015
Una mirada (otra)
Mi anarquismo
Me basta el sentido etimológico: "Ausencia de gobierno". Hay que destruir el espíritu de autoridad y el prestigio de las leyes. Eso es todo.
Será la obra del libre examen.
Los ignorantes se figuran que anarquía es desorden y que sin gobierno la sociedad se convertirá siempre en el caos. No ocnciben otro orden que el orden exteriormente impuesto por el terror de las armas.
Pero si se fijaran en la evolución de la ciencia, por ejemplo, verían de qué modo, a medida que disminuía el espíritu de autoridad, se extendieron y se afianzaron nuestros conocimientos. Cuando Galileo, dejando caer de lo alto de una torre objetos de diferente densidad, mostró que la velocidad de caída no dependía de sus masas, puesto que llegaban a la vez al suelo, les (sic) testigos de tan concluyente experiencia se negaron a aceptarla, porque no estan de acuerdo con lo que decía Aristóteles. Aristóteles era el gobierno científico; su libro era la ley. Había otros legisladores: San Agustín, Santo Tomás de Aquino, San Anselmo. ¿Y qué ha quedado de su dominación? El recuerdo de un estorbo. Sabemos muy bien que la verdad se funda solamente en los hechos. Ningún sabio, por ilustre que sea, presentará hoy su autoridad como un argumento; ninguno pretenderá imponer sus ideas por el terror. El que descubre se limita a describir su experiencia para que todos repitan y verifiquen lo que él hizo. ¿Y esto qué es? El libre examen, base de nuestra prosperidad intelectual. La ciencia moderna es grande por ser esencialmenmte anárquica. ¿Y quién será el loco que la tache de desordenada y caótica?
La prosperidad social exige iguales condiciones.
El anarquismo, tal como lo entiendo, se reduce al libre examen político.
Hace falta curarnos del respeto a la ley. La ley no es respetable. Es el obstáculo a todo progreso real. Es una noción que es preciso abolir.
Las leyes y las constituciones que por la violencia gobiernan a los pueblos son falsas. No son hijas del estudio y del común ascenso de los hombres. Son hijas de una minoría bárbara, que se apoderó de la fuerza bruta para satisfacer su codicia y su crueldad.
Tal vez los fenómenos sociales obedezcan a leyes profundas. Nuestra sociología está aún en la infancia, y no las conoce. Es indudable que nos conviene investigarlas, y que si las logramos esclarecer nos serán inmensamente útiles. Pero, aunque los poseyéremos, jamás las erigiríamos en Código ni en sistema de gobierno. ¿Para qué? Si en efecto son leyes naturales, se cumplirán por sí solas, queramos o no. Los astrónomos no ordenan a los astros. Nuestro único papel será el de testigos.
Es evidente que las leyes escritas no se parecen, ni por el forro, a las leyes naturales. ¡Valiente majestad la de esos pergaminos viejos que cualquier revolución quema en la plaza pública, aventando las cenizas para siempre! Una ley que necesita del gendarme usurpa el nombre de la ley. No es tal ley: es una mentira odiosa.
¡Y qué gendarmes! Para comprender hasta qué punto son nuestras leyes contrarias a la índole de las cosas, al genio de la humanidad, es suficiente contemplar los armamentos colosales, mayores y mayores cada día, la mole de fuerza bruta que los gobiernos amontonan para poder existir, para poder aguantar algunos minutos más el empuje invisible de las almas.
Las nueve décimas partes de la población terrestre, gracias a las leyes escritas, están degeneradas por la miseria. No hay que echar mano de mucha sociología, cuando se piensa en las maravillosas aptitudes asimiladoras y creadoras de los niños de las razas mas "inferiores", para apreciar la monstruosa locura de ese derroche de energía humana. ¡La ley patea los vientres de las madres!
Estamos dentro de la ley como el pie chino dentro del broquedín, como el baobab dentro del tiesto japonés. ¡Somos enanos voluntarios!
¡Y se teme "el caos" si nos desembarazamos del bodequín, si rompemos el tiesto y nos plantamos en plena tierra, con la inmensidad por delante! ¿Qué importan las formas futuras? La realidad las revelará. Estamos ciertos de que serán bellas y nobles, como las del árbol libre.
Que nuestro ideal sea el más alto. No seamos "prácticos". No intentemos "mejorar" la ley, sustituir un brodequín por otro. Cuanto más inaccesible aparezca el ideal, tanto mejor. Las estrellas guían al navegante. Apuntemos en seguida al lejano término. Así señalaremos el camino más corto. Y antes venceremos.
¿Qué hacer? Educarnos y educar. Todo se resume en el libre examen. ¡Que nuestros niños examinen la ley y la desprecien!
Rafael BARRETT //
MIRANDO VIVIR //Tusquets Editor Serie Los Libertarios 6 pág (269-271) Barcelona
1976
viernes, 2 de octubre de 2015
Mirada
POETAS VENCIDOS
Según las estadísticas de Novicow, enemigo burlón del socialismo, los nueve décimos de la humanidad no se nutren ni se visten lo bastante. Por cada homo sapiens bien alimentado, arropado y alojado, nueve padecen el hambre y el frío. Es un caso único, porque no conocemos ninguna especie en que haya nueve animales desollados por uno con pellejo. No producimos pan, tejidos y viviendas para quienes los necesitan, sino para los que tienen dinero, y sólo tienen lo indispensable aquellos a quienes les sobra algo. Se comprende que no se diviertan en este valle de lágrimas los que comenzaron por no poseer nada. Se ven reducidos a alquilar su carne y su conciencia. , si pueden. Perdonémosles: ansían dar de comer a sus hijos: quizá no los aman lo suficiente para matarlos. Y los ricos ¿qué diablos han de hacer sino emplear toda su atención en conservar su oro, el supremo fetiche sin el cual la vida es entre nuestros hermanos un infierno?
Es verdad que no es tiempo aún de que bajen a la tierra los poetas puros, un Tillier, un Guerín, un Herrera y Reissig. Es demencia, en las actuales circunstancias, ocuparse del ritmo. No hay ritmos entre nosotros, sino espasmos.. ¿Música del Verbo, en medio de los aullidos de la desesperación y los resoplidos de la hartura? No nos traigáis ahora acentos armoniosos; sería el colmo de la disonancia. Ángeles, para visitar nuestra guarida, esperad a que haya partido la Bestia...
Empiece el poeta, el poeta "estricto", por disfrutar las rentas de lord Byron; orne su torre de marfil y enciérrese en ella; tal vez así se haga tolerable su vocación. Pero el poeta sin fortuna está condenado.¿Habrá mayor calamidad que el genio desprovisto de aptitudes insdustriales? Cuando aparece el delicioso monstruo, sus padres se consternan, las gentes se ríen de sus cabellos largos y de sus aires distraídos. Después, abandonado a sí mismo, el creador de belleza abriga la inaudita pretensión de vivir. ¡Vivir! Eso es fácil para los que venden cosas útiles, fideos, mujeres, votos. ¿Qué presentas en el mostrador social? ¿Belleza? ¿Belleza absoluta, tuya, el elixir de tu alma vibrante, belleza desnuda, belleza a secas? Es un artículo sin salida. La belleza se soporta, mas no se paga. Agradece, ¡oh, poeta!, que te dejen morir en un rincón y no te lapiden los transeuntes.
Los miserables (nueve décimos del conjunto) te dirán: No te entendemos. ¿Quieres hacernos soñar? Háblanos de venganza. No; eres demasiado misterioso y demasiado apacible. Preferimos el alcohol.
Los satisfechos te dirán: No te entendemos. ¿Qué estilo es ese? ¿Por qué no escribes como todo el mundo? No nos hagas pensar, ¡por Dios!, no estamos acostumbrados. Respeta nuestras digestiones. Más vale que olvides tus simbolismos y prepares un folletín a lo Conan Doyle, una comedia de aparato a lo "Chantecler". ¿Te encoges de hombros? Conan Doyle cobra un peso por palabra. Rostand es académico y tú no te has desayunado hoy... Te protegeré, si me haces de vez en cuando algún bombito...
Mallarmé, Villiers de L'Isle-Adam y Verlaine fundaron la poesía moderna. Mallarmé -¡favorito de la suerte!- daba lecciones de inglés. Villiers se resignaba a darlas de box, y se resintieron sus pulmones de las trompadas que recibía. Verlaine adoptó con placidez la vida de vagabundo, y compuso sus poemas en la taberna, en la cárcel y en el hospital. ¡Y son los gloriosos! Pero los que ni siquiera gozarán, como Becquer, la fama póstuma, los niños que esconden bajo su raída carpeta de empleados el divino aleteo de la fantasía, deben pedir a la muerte el consuelo de no ver a la Bestia vomitar sobre las flores; deben elevar al destino la plegaria de Carlos Guerín:
"Mejor que una honra mediocre, concédeme -Dios justo, morir joven y con el alma ebria- De voluptuosidad, poderoso orgullo, y con la fe- De que habría sido grande si me hubierais hecho vivir..."
Rafael BARRETT // MIRANDO VIVIR //Tusquets Editor Serie Los Libertarios 6 pág (230-232) Barcelona 1976
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