PAROLE PAROLE PAROLE
APUNTES PARA UNA PRESENTACIÓN
LIBRERÍA PICASSO / GRANADA
Buenas tardes, gracias por su
presencia y por su «atrevimiento» al acompañarnos en este acto.
Cuando
en los primeros meses del año 2007, y tras unos trabajos previos que duraron
algo más de dos años, José Luis Alcántara y yo mismo dispusimos con detalle el
plan y la organización de esta Obra
Completa de Javier Egea teníamos la certeza de que nos enfrentábamos a una
suma de problemas que, en algún caso, serían de muy difícil resolución. De esos
retos les enumeraré algunos: el
estudio y digitalización de todo tipo de documentos, en cualquier modalidad de
soporte, de y sobre Javier Egea; la investigación pormenorizada en bibliotecas
y hemerotecas; la definitiva fijación textual y ordenación de los escritos del
poeta y, además, sentar las bases para una ruptura con la historiografía al uso
que —hasta ese momento— venía demostrando una tremenda dejadez y una descomunal
falta de rigor en sus aproximaciones a la figura de Egea.
De
este modo nos encontrábamos ante un panorama «desolador»: en primer lugar, la transmisión textual de la poesía de Egea,
tras su muerte y durante los primeros años del siglo XXI era, en líneas
generales, un muestrario de desatinos; para demostrarlo bastará con dos ejemplos:
la reedición del poemario Argentina 78,
en 2003, hubo de retirarse de las librerías por la acumulación de erratas que
presentaba, y en la antología Contra la
soledad, en 2002, hemos detectado no menos de veinte errores en los versos
ahí seleccionados, además de sustentarse en un criterio tan discutible como es
la ruptura de la disposición de los poemarios de Egea, fragmentando estos mediante
la fabulación de cuatro bloques temáticos; y, en segundo lugar, en cuanto al horizonte crítico sobre su obra y su vida el estado de la cuestión era
igualmente desalentador —salvo una honrosa y mínima cantidad de artículos o
reseñas— debido a la repetición de lugares comunes, la reiterada transmisión de
errores interpretativos y la aplicación de teorías incongruentes con su
práctica poética. Como significativa ejemplificación de la dominante desidia y
de la confinada aproximación crítica a su obra, destacaría que, tras treinta
años desde la primera aparición del «prólogo» de Aurora de Albornoz al poemario
Paseo de los tristes, aún están
faltos de análisis los puntos que detalla en su penúltimo párrafo, que
comienza con las palabras: “Un trabajo
crítico tendría que detenerse en muchas otras cosas”.
Esa
coyuntura que acabo de describirles —con sus muchas sombras y pocas luces— fue a
la que nos enfrentábamos y la que evaluamos imprescindible transformar mediante
este trabajo de investigación que venimos desarrollando desde hace más de una
década. Respecto a los problemas resueltos,
tras lograr la publicación de dos tomos y medio, de los cuatro proyectados, con
su Poesía Completa, en 2011 y 2012,
y el primer volumen de la Prosa de
Egea, considero —y esto es una reflexión personal—
que todos los enumerados con anterioridad hemos conseguido solucionarlos salvo
uno de ellos, en concreto: no hemos logrado «romper» el horizonte crítico que —pese a algunas aportaciones válidas en estos
últimos tiempos— continúa hegemonizado
por los límites y disquisiciones que lo constriñen y lo encajonan desde hace
más de veinte años.
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Para
ilustrar este abrupta afirmación, y adentrarnos en ese escenario de coherente fracaso, indagaré, con
brevedad, en una muestra —muy sintomática,
ya que condensa en su concisión los
puntos básicos del significante flotante
que representa Egea en el campo literario granadino—, a modo de anticipo de un
análisis mucho más detallado que desplegamos en el interior de un próximo
libro que publicaremos a finales del presente año, en donde recopilamos
diversos estudios sobre Egea que hemos redactado durante la preparación de
estas Obras Completas. Pero… vayamos al grano.
Existe, como
todos ustedes saben, en eso que llamamos Internet, una enciclopedia muy
conocida y también muy utilizada, que atiende al nombre de «Wikipedia». En ella
el lector puede consultar una entrada
con el título «Javier Egea» y, en ésta, se encontrará con el estado presente,
el de 2016, del sentido común y de la «mirada» provinciana sobre la vida y la
obra de Egea, que ha necesitado hasta nueve años (ya que esta nota
enciclopédica se creó en diciembre de 2006 y su última revisión se ha efectuado
en septiembre de 2015) para conseguir la acumulación de despropósitos que a
continuación les detallo incompletos, para no cansarlos en demasía: 1) En sentido estricto las líneas ahí
dedicadas propiamente a Egea no alcanzan ni el 40 % de la extensión de esa nota, ocupando el resto algo equivalente
a un «publi-reportaje» que —con su
presencia— desplaza a un muy segundo plano el supuesto objeto de estudio
—el poeta Javier Egea—, lo configura como un personaje «troceado» en función de
intereses espurios y lo sustituye por una larga sucesión de nombres a modo de
«corpus sacro de los elegidos»; 2)
En el interior de esas mínimas líneas dedicadas a Egea los errores son
continuos y se ensartan uno tras otro: lo sitúan viajando a países que nunca
visitó; la datación de sus poemarios no mantiene un único criterio y presenta
errores en sus fechas (además de constituir una bibliografía muy incompleta);
respecto a sus recitales, de los que ahí se informa, se inventan algunos y
faltan, en cambio, otros reales e importantes; y etcétera; 3) Tampoco se libra de errores esa segunda parte —que ya he
valorado como «publi-reportaje»—, valga sólo el siguiente dato: se informa que
en el librito Por eso fui cazador
aparecen “textos inéditos suyos”, de Egea, cuando las cuatro prosas ahí
recogidas ya se habían publicado con anterioridad en revistas literarias
granadinas —en vida del propio Javier Egea—; y 4) A todo esto se suman los “enlaces externos”, añadidos a esta
entrada, que, en algún caso, remiten a textos que erróneamente se atribuyen al
propio Egea, ya que no son de su autoría.
El lector interesado puede
consultar, en esta entrada de «Wikipedia», los cambios perpetrados
(eliminaciones y añadidos) y sus responsables, a lo largo de esos años,
mediante la opción VER HISTORIAL y, a continuación, en el inferior de la
siguiente página electrónica que se abre, la opción DIFERENCIA ENTRE
REVISIONES.
Sin
embargo, todo lo relatado en los párrafos anteriores, sólo constituiría una singular
anécdota de no ser porque el oficialismo —y hablo de tal
ya que remito a una página electrónica, también disponible en Internet, que se
autocalifica como «oficial sobre el poeta»—, desde hace dos años, ampara y copia
estos errores casi íntegramente, los rotula sorprendentemente como “BIOGRA-FÍA”,
y los exiguos datos que añade no se aprovechan para eliminar alguno de esos
fallos sino —al contrario— para incrementarlos aún más.
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Tras
esta exposición introductoria, mediante la que he pretendido mostrarles unas
pocas de las muchas razones por las que los responsables de esta edición
estimamos necesaria y básica la publicación de estas «prosas» de Egea, me
centraré, también brevemente, en el propósito que hoy nos emplaza.
El
libro que presentamos, inaugural de la PROSA de Egea, corresponde al primer
volumen del tercer tomo de su Obra
Completa, y aparece —como ya les he informado—, una vez está en las
librerías desde hace más de dos años, al alcance de los lectores, su Poesía Completa. Con esa decisión
logramos, gracias al esfuerzo de Bartleby editores, consumar —entre otros
fines— uno de los últimos «deseos» del propio Javier Egea —del cual dejó
testimonio por escrito en diversas ocasiones—: que su escritura estuviese
acogida en una editorial de ámbito no estrictamente provincial (de Granada)
por los efectos que podía conllevar para la difusión de sus versos y el posible
reconocimiento público. Solución que los responsables de estas Obras siempre agradeceremos a esa editorial
madrileña —por las razones tan «personales» que acabo de señalarles—.
En
cuanto al interior de este volumen —estructurado en tres apartados:
introducción, textos y notas—, se inicia con unas breves páginas introductorias
en las que establecemos algunos puntos nodales
—a modo de guía— para situar al lector ante los diferentes ámbitos con los
que se va a enfrentar; y, también, informamos de materiales conexos, a los
editados, igualmente con la autoría de Javier Egea, además de completar los
datos bibliográficos de este poeta, orientando hacia publicaciones que hasta
este instante no han sido valoradas.
Estas
PROSAS de Javier Egea, recopiladas y ordenadas cronológicamente en el interior
de los dos apartados en que están divididas (a los que se sumarán otros tres
que se editan en el segundo volumen de prosas,
titulados: Cuadernos y Carpetas,
Entrevistas y Epistolario), ofrecen una documentación, ya imprescindible, para
profundizar en el conocimiento fiable y veraz de la actividad poética de Egea
(ya se trate de su escritura como de su imagen pública); de sus intervenciones en recitales en las que expone, aun fragmentariamente, la concepción
teórica desde la que defendió su práctica escritural; de su situación poética
en distintos momentos, con especial énfasis en los años 70; de sus intentos de alcanzar,
durante los años 90, una mínima destreza para el desarrollo de relatos; de su sostenida apuesta por
analizar la tópica psicoanalítica que habita en la transcripción de sus sueños; o, igualmente, permiten
confirmar la procedencia de esa imagen tan persistente, en los versos de sus
últimos años, en que se convierte la “sombra” que lo acompaña, desde una
«oscura» lectura de la poesía de Jorge Luis Borges.
Respecto
a las NOTAS que cierran el volumen, en las que hemos efectuado una sustancial
supresión de datos y análisis, pues en una de sus últimas versiones llegaron a
ocupar más de doscientas páginas, solo les destacaré unas mínimas informaciones
o novedades que ahí aparecen: establecemos datos correctos en torno a la
situación vital y escritural de Javier Egea durante los primeros años 70, tan
desconocida hasta la edición de este libro; incluimos completos los «guiones»
de trabajo para sus recitales, lo que posibilitará el progreso de estudios más
certeros —alejados de hipótesis en el vacío— alrededor de su interrelación con
otros autores y escrituras; difundimos el “Acta del Jurado” del Premio de
poesía para estudiantes, convocado por la UGR, en el que Egea obtuvo un
«accésit»; desplegamos, por primera vez, una aproximación crítica a El manifiesto albertista (y, a su vez,
aprovechamos para corregir, entre otros que hemos detectado, evidente error de
datación en la Obra de García Lorca);
publicamos las sugestivas variantes de la redacción original del artículo de JCR
sobre el poema “Troppo Mare”; desentrañamos la complejidad y la temporalidad de
las fases de su trabajo más extenso que le dedica a la figura de García Lorca; estudiamos
los cambios en las sucesivas reescrituras de sus Sueños y Relatos,
completando, de este modo, los análisis realizados con anterioridad, y en la
misma lógica, para su obra poética; además informamos detalladamente de las
muchas actividades en las que Egea participó, durante sus quince días de visita
a Cuba, cinco meses antes de su muerte; y un muy largo etcétera.
Por
lo tanto, tras la aparición de los tres primeros volúmenes de la Obra Completa que hemos editado, y en
especial este último (junto con los otros tres que están pendientes de salida)
consideramos que se abren —definitivamente—
las posibilidades reales de la «ruptura» crítica aludida, y de la superación de
los vacíos, olvidos y de la incompletud
que domina en bastantes investigaciones sobre Javier Egea propagadas hasta el
presente.
Por
último, además de recordar, en este acto, los agradecimientos a Susana Oviedo
—no presente con nosotros ya que está en su Argentina natal—, por depositar en
el «Archivo» de José Luis Alcántara materiales imprescindibles para el estudio
de la vida y la obra de Egea, y asimismo a Susana Rivera por su amable e importante
colaboración, finalizaré con la palabra del propio Javier Egea leyéndoles un
breve párrafo que, a nuestro juicio, exhibe las posibilidades —que no logró
desarrollar— en el ámbito de la prosa y, también, la importancia que, en ésta,
adquiere siempre la rememoración de sus primeros años de formación vital e
intelectual:
Recuerdo una
tarde,
aquí en
Granada,
allá por el
año 1968.
Hasta el bar
Bimbela,
una taberna
que reunía en su cochambre
de vagón
suburbano
a universitarios
de asalvajadas barbas,
poetas en
rebeldía,
cantautores
incipientes,
cómicos en
paro,
revolucionarios
de todos los matices
camuflados
bajo los lamparones de sus trenkas,
ancianos de
regreso al asilo
que hacían
allí su penúltima escala de aguardiente,
la diminuta
prole de sus dueños,
Indalecio y
María Luisa,
el siniestro
barbero de un hospital cercano
—con su bata
manchada de sangre y vino—,
algún
miembro inequívoco de la policía secreta,
tres mecánicos
de un taller frontero
(uno de
ellos enano),
dos gatos y
una perrita recelosa,
nos llegaban noticias del Mayo de París.
Muchas
gracias.
GRANADA, 28
DE ENERO DE 2015
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