HOMENAJE A JAVIER EGEA
( Historia de una Antología ) 1
Quien estudia la verdad y no la conoce es un imbécil.
Pero quien la conoce y la oculta es un canalla.
Bertolt Brecht
Buenas tardes: gracias al Centro Artístico, Científico y Literario de Granada y a su presidente Sr. José María Rosales de Angulo por acoger este acto y a Antonio Carvajal por la organización de las “Jornadas Javier Egea” que se iban a celebrar el pasado mes de mayo desde la Cátedra García Lorca y que el Rector de la Universidad decidió “suspender” sin aportar argumento alguno, que yo sepa. La causa de la convocatoria de estas jornadas era que el próximo mes de julio se cumplen diez años de la muerte de Javier.
También quiero tener un recuerdo emocionado para el poeta Juan Jesús León y para el cantautor Esteban Valdivieso fallecidos hace unos meses y con quienes Javier tanto quiso.
Entre la vida y la muerte: la poesía crítica.
Mis dos primeros libros `Serena luz del viento´ y ´A boca de parir´ son un fiel reflejo de eso. Lo terrible, lo trágico, apuntarse a vivir es para toda la vida y que entre la realidad y el deseo, entre la vida y la muerte hay un solo camino sinuoso, larguísimo, duro, violento.
Estas palabras, anotadas en uno de los cuadernos de Javier y reproducidas en una entrevista que se publicó en el Diario Patria [Granada] en diciembre de 1980, sirvan para encabezar estas líneas que pretenden dar un poco de luz a una decisión que tuvieron que afrontar sus herederos al acometer la edición de la antología de sus versos preparada por el mismo poeta y sirvan también para la presentación de estas “obras en construcción”, pues mientras no se encuentre en las librerías éste último proyecto editorial de Javier y primero de sus herederos (la Antología) estos no considerarán cerrada su obra.
Recuerdo a Javier Egea, a comienzos de 1995, muy ilusionado con la publicación de una antología de sus versos que iba a prologar el poeta Ángel González. Lo recuerdo también, en distintas ocasiones, llamando a la casa del mismo, Alburquerque (Nuevo México), desde su casa en Granada y desde la nuestra en Barcelona, siempre infructuosamente, pues no lograba contactar con él para interesarle por la cuestión. “Está enormemente ocupado”, disculpaba Javier las ausencias del poeta. Esta antología no se publicó y, en julio de 1999 Javier muere y en una carpeta, junto a otros documentos, quedan el manuscrito de esta antología y el de su último libro, los Sonetos del Diente de Oro.
El contenido de esta carpeta, llamémosle ROSA, sugiere que en ella están depositados los últimos proyectos editoriales de Javier junto a algunas anotaciones y unos pocos poemas, entre ellos “Me desperté de nuevo”, considerados sus “últimos versos”, y un dossier conteniendo casi un centenar de poemas varios. También contiene un cuaderno con poemas y prosa varia y siete poemas, alguno inédito, bajo el título “Versos de la trastienda” entendiendo como trastienda el Pabellón Psiquiátrico del Hospital Clínico de Granada, del que, en alguna ocasión, Javier fue huésped consciente y voluntario.
Los herederos se plantearon desde el primer momento la necesidad de la publicación de la antología, entre otras razones, aparte las de índole sentimental, por tratarse de una selección hecha por el autor: el “definitivo recital” de Javier. Reforzaban esta decisión algunas anotaciones al respecto leídas en sus “diarios”.
Al abrir la carpeta “ANTOLOGÍA” los herederos se encontraron con el borrador de los índices de dos antologías.
La primera se abre con una anotación: “Prólogo de:” e indica nombre y apellido del poeta comprometido: Ángel González. Introduce la selección la POÉTICA y a continuación y estructurado en seis apartados prosigue de la siguiente forma: Del apartado uno al cuatro recoge íntegramente Troppo mare, Paseo de los Tristes, Raro de luna y los Sonetos del Diente de Oro, estos últimos inéditos en gran parte, pues sólo se habían publicado tres en revistas especializadas/poéticas.
El apartado 5, de “Poemas varios”, está integrado por 10 poemas: sonetos, canciones, romances y algún epigrama.
Por último, en el apartado 6, “Poemas satíricos y festivos”, se encuentran ocho sonetos, dos romances y una canción.
A simple vista se trata de unas incompletas “Obras Completas” de Javier Egea: de su obra publicada en libro, inédita en el caso de los Sonetos del Diente de Oro, y un escueto repaso a su obra dispersa, difusamente estructurada, y una práctica ausencia de la obra primera de Francisco Javier Egea que, relacionando su contenido con las anotaciones de su diario, nos dirigen a la frustrada edición de la “antología” tratada con Hiperión a mediados de los años 90.
La segunda antología tiene título, SOLEDADES, espacio temporal, 1970-1990, y carece de prólogo. Estructurada en 10 partes, las seis primeras recogen una selección de los libros Serena luz del viento, A boca de parir, Argentina 78, Troppo mare, Paseo de los tristes y Raro de luna. La parada en los primeros libros es breve, salvo en Argentina 78, haciéndose muy amplia en los tres últimos libros.
Los Siguientes apartados incluyen algún inédito y están estructurados de la siguiente forma:
● Apartado 7, “Sonetos”: lo constituyen dieciocho sonetos al modo clásico y satírico;
● Apartado 8, “Romances”: ocho romances;
● Apartado 9, “Canciones”: son nueve;
● Apartado 10: lo conforman cuatro epigramas;
● Por último, el apartado 11, “Sueltos”: lo forman ocho poemas, de los cuales el último está estructurado en tríptico.
Cada poema antologado de los publicados en libro tiene anotado entre paréntesis el número de página en la edición correspondiente. Sujetos con clip están los originales del resto de apartados perfectamente diferenciados. Faltaban dos de éstos, pero se localizaron ambos, uno en Gris perla y otro en la carpeta de MB. En cuanto al poema en tríptico final se halló en un cuadernillo con su título en el interior de otra carpeta, la de Raro de luna.
Analizada la situación los herederos tuvieron claro su interés dirigido a la publicación del segundo manuscrito, “SOLEDADES. Antología 1970-1990”. El cuidado con que se trataba la disposición y orden de esta segunda antología así lo aconsejaban, pues daba a entender que esta era la definitiva selección del autor. No se puede entrar, por razones obvias, en si había decidido la inclusión o no de prólogo y, en caso afirmativo, si lo realizaría Ángel González u otra persona. Los herederos pensaron en dar a la imprenta el manuscrito como estaba, sin prólogo, y presentaron el manuscrito a Lumen, editorial con la que se firmó contrato de edición en el año 2004, previéndose la publicación en el otoño del año siguiente, tal como se establecía en una de sus cláusulas; pero esto no fue así y aún permanece inédita.
Se presentó y publicó, en mayo de 2006, los Sonetos del diente de oro, pues los herederos consideraron que con ello se cumplía el calendario establecido por Javier, dado que los “Sonetos” se escribieron entre 1992 y 1994 y, por lo tanto, están situados fuera del ámbito temporal de la antología que comprende su obra entre 1970 y 1990, y se tenía presente su deseo de publicarlos como libro.
En vida Javier se preguntó si existía crítica sobre su obra (“¿La hay?”) ante la petición de algún artículo sobre el tema por parte de Ángel González para la realización del prólogo prometido para Soledades. Hoy, en 2009, Javier Egea no se preguntaría si existe crítica sobre su obra, pues “la hay”. Pero, ¿Se lee a Javier Egea? Y ¿cómo se le lee? Una vez desmontada “La otra sentimentalidad” e integrados en “La poesía de la experiencia” casi todos sus componentes, excluso consciente y voluntariamente de ésta última Javier —aunque ha habido quien ha intentado integrarlo en ella y de forma sesgada en alguna ocasión—: ¿De qué forma se lee a Javier Egea?: ¿Es un raro poeta, como dice Marcela Romano? ¿O un poeta raro? ¿Es un poeta comunista?
No. Es un comunista que es poeta (tal como el se definió a sí mismo en más de una ocasión). Y lo más necesario es leer a Javier Egea, “el único poeta de clase”, que dice Felipe Alcaraz. Y ante la paradoja eterna del éxito y su contrario, el malditismo, no seguimos este último camino pues, si así lo hiciéramos, nos llevaría a erróneas interpretaciones dado que un poeta que en vida quiere publicar, ver sus libros en librerías y estanterías amigas, difícilmente se le puede considerar “un maldito” y a Javier es necesario que se le vea y lea definitivamente desde una perspectiva marxista.
Y de publicar a Javier Egea se trata, para leer a Javier Egea y alejar su figura de un erróneo malditismo cada vez más en boca de todos.
La inmersión profunda en las soledades de Javier Egea con la lectura del material disponible en sus carpetas, en sus cuadernos y anotaciones, en los tachones y comienzos de poemas y poemas una y otra vez reiniciados, interrumpidos y reiniciados de nuevo que, cual ensayo musical hiere profundamente el acto lector, hacía imprescindible un distanciamiento para abordar la importante tarea de organizar la cantidad de obra inédita y proyectos de libros que quedaron truncados. Para ello he contado con la ayuda y consejo de Juan Antonio Hernández y con su inestimable y paciente trabajo para ordenar y anotar los papeles de Javier. Creemos que el primer paso está dado.
No obstante sepan que Javier Egea estaba “convencido de la ridiculez de vivir. Del carácter grotesco de todo lo humano.”
... Y ridículo y grotescamente humano es lo que continuó sucediendo a partir del 29 de julio de 1999.
Muchas gracias.
José Luis Alcántara
1 Este texto, aunque no fue presentado a las "II Jornadas de Literatura y marxismo. Homenaje a Javier Egea", se recoge en estas Actas por voluntad expresa de su autor y por la relevancia de su contenido. Como se dice en el cuerpo del texto, el artículo fue escrito para las suspendidas "Jornadas sobre javier Egea" que se iban a celebrar en la Cátedra Federico García Lorca de la Universidad de Granada, y fue presentado posteriormente en un acto celebrado en el Centro Artístico, Científico y Literario de Granada (Nota del editor).
Revista de Crítica literaria marxista nº 3 (2010)
Untitled - Fundación de Investigaciones Marxistas
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