jueves, 26 de julio de 2012

bostezo [el hastío]



EL HASTÍO

Ya nadie le recuerda.
El valetudinario financiero
se hundió en el trueno de la quiebra,
al rompérsele el báculo del crédito.

Ahora yace empotrado
en su sillón de cuero,
bajo una manta, junto a los cristales,
soplándose los dedos.

Y, sin embargo, este hombre
puede rehabilitarse en un momento.
Con aducir taan solo a Mefistófeles,
su colega, en demanda de un empréstito...

Más la ruta de Fausto,
en perspectiva, aburre al ex banquero,
que tiene agua y aceite en el estómago
y grises telarañas en los sesos.

No se le antoja divertido
tornarse a lo pretérito.
Le basta con romperse las madíbulas
en astillas a fuerza de bostezos.

Juan José DOMENCHINA ( 1898-1959)

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