Juan JoséTéllez
martes, 25 de noviembre de 2008
HIERBAS, AULLIDOS, SINTAGMAS
Poesía, sí, pero, ¿de qué conciencia? La mía sigue estando de parte de la de Mario Benedetti o de la prosa de Eduardo Galeano, en Uruguay, pero también de la de José Pérez Olivares en Cuba y Manuel Díaz Martínez, fuera de ella. Me estremecía la belleza comprometida, clásica y nueva, de Javier Egea. Me deprimen las guerras poéticas que no se emprendan contra la muerte. Frente al alfanje teocrático, prefiero alzar las rubayatas de Omar Keian que los billetes de a dolar que llevan escrito "in God we trust". Frente al Pentágono y sus secuaces, nada mejor que hierbas de Walt Whitman, aullidos de Ginsberg, sintagmas de Chomsky.
sábado, 22 de noviembre de 2008
ANTONIO CARVAJAL
SERVIDUMBRE DE PASO
Pero ya era imposible
la libertad. Habíamos
alzado nuestras manos
a los frutos de todas
las heredades. Susurramos: Nunca
más estos frutos
nos tentarán. Seremos
hijos de nuestro esfuerzo
y brillará el futuro como...
Algo
se nos había escapado:Negados a los usos, no cabía
trasladarse a otro mundo
que iluminara sueños
con realidades,
que levantara nuestros ojos sobre
un mundo de palabras, tan henchidas
para el gozo de hablar
y de saber.
Y dijimos: Tus dientes
son como los piñones, tan parejos;
tus pupilas, semáforos
de vía libre; el cuello
como una levantada grúa: todo
tu ser como edificio de oficinas.
Y nos mirábamos.
Y nos quedaba
una congoja extraña: Son tus dientes
las guijas que el arroyo lava; son
tus pupilas feroces como soles
de estío, y es tu cuello
tibio cerezo en flor. Tu cuerpo todo
este valle gozozo que caminas...
Pero ya era imposible
la libertad. Queríamos
incorporar el mundo
que hacíamos al sueño; pero el sueño
lo rechazaba. Apenas
conteníamos todos la sonrisa.
¿Acaso
nos burlábamos de
nuestro fracaso?
Aquello
no nos sonaba bien, no nos decía
nada para el futuro. Y el futuro
había ya pasado. Era imposible
la libertad. Y el oro
y las perlas, y el álamo y el cedro
y los pastores líricos y el cisne
y la rosa y el labio como grana
cobraron su alto aprecio y su prestigio.
Antonio Carvajal Servidumbre de paso
GALGOS
[...] Y ansí me parece a mí, pues cuando pudiera y debiera extender la pluma en las alabanzas de tan buen caballero, parece que de industria las pasa en silencio: cosa mal hecha y peor pensada, habiendo y debiendo ser los historiadores puntuales, verdaderos y no nada apasionados, y que ni el interés ni el miedo, el rancor ni la afición, no les hagan torcer del camino de la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado , ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo porvenir. En ésta sé que se hallará todo lo que se acertare a desear en la más apacible; y si algo bueno en ella faltare, para mí tengo que fué por culpa del galgo de su autor, antes que por falta del sujeto. [...]
Miguel de Cervantes Don Quijote de la Mancha Primera Parte Capítulo IX
Miguel de Cervantes Don Quijote de la Mancha Primera Parte Capítulo IX
viernes, 21 de noviembre de 2008
TRISTEZAS
[...]
-Señor, las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias:
[...]
-Señor, las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias:
[...]
Miguel de Cervantes Don Quijote de la Mancha 2ª Parte Capítulo XI
SANSÓN (CARRASCO)
[...]
-Con todo eso -respondió el bachiller-, dicen algunos que han leído la historia que se holgaran se les hubiera olvidado a los autores della alguno de los infinitos palos que en diferentes encuentros dieron al señor don Quijote.
-Ahí entra la verdad de la historia -dijo Sancho.
-También pudieran callarlos por equidad -dijo don Quijote-, pues las acciones que ni mudan ni alteran la verdad de la historia no hay para qué escribirlas, si han de redundar en menosprecio del señor de la historia. A fee que no fue tan piadoso Eneas como Virgilio le pinta, ni tan prudente Ulises como le describe Homero.
-Así es -replicó Sansón-; pero uno es escribir como poeta, y otro como historiador: el poeta puede contar o cantar las cosas, no como fueron, sino como debían ser; y el historiador, las ha de escribir, no como debían ser, sino como fueron, sin añadir ni quitar a la verdad cosa alguna.
[...]
Miguel de Cervantes Don Quijote de la Mancha 2ª parte Capítulo III
-Con todo eso -respondió el bachiller-, dicen algunos que han leído la historia que se holgaran se les hubiera olvidado a los autores della alguno de los infinitos palos que en diferentes encuentros dieron al señor don Quijote.
-Ahí entra la verdad de la historia -dijo Sancho.
-También pudieran callarlos por equidad -dijo don Quijote-, pues las acciones que ni mudan ni alteran la verdad de la historia no hay para qué escribirlas, si han de redundar en menosprecio del señor de la historia. A fee que no fue tan piadoso Eneas como Virgilio le pinta, ni tan prudente Ulises como le describe Homero.
-Así es -replicó Sansón-; pero uno es escribir como poeta, y otro como historiador: el poeta puede contar o cantar las cosas, no como fueron, sino como debían ser; y el historiador, las ha de escribir, no como debían ser, sino como fueron, sin añadir ni quitar a la verdad cosa alguna.
[...]
Miguel de Cervantes Don Quijote de la Mancha 2ª parte Capítulo III
miércoles, 19 de noviembre de 2008
CITA
v
En las cabinas telefónicas
hay misteriosas inscripciones dibujadas con lápiz de labios.
Son las últimas palabras de las dulces muchachas rubias que con el escote ensangrentado se refugian allí para morir.
Última noche bajo el pálido neón, último día bajo el sol alucinante,calles recién regadas con magnolias, faros amarillentos de los coches patrulla en el amanecer.
Te esperaré a la una y media, cuando salgas del cine - y a esta hora está muerta en el Depósito aquella cuyo cuerpo era un ramo de orquídeas.
Herida en los tiroteos nocturnos, acorralada en las esquinas por los reflectores, abofeteada en los night-clubs,
mi verdadero y dulce amor llora en mis brazos.
Una última claridad, la más delgada y nítida,
parece deslizarse de los locales cerrados:
esta luz que detiene a los transeuntes
y les habla suavemente de su infancia.
Músicas de otro tiempo, canción al compas de cuyas viejas notas conocimos una noche a Ava Gardner,
muchacha envuelta en un impermeable claro que besamos una vez en el ascensor, a oscuras entre dos pisos, y tenía los ojos muy azules, y hablaba siempre en voz muy baja - se llamaba Nelly.
Cierra los ojos y escucha el canto de las sirenas en la noche plateada de anuncios luminosos.
La noche tiene cálidas avenidas azules.
Sombras abrazan sombras en piscinas y bares.
En el oscuro cielo combatían los astros
cuando murió de amor
y era como si oliera muy
despacio un perfume.
despacio un perfume.
Pere Gimferrer La muerte en Beverly Hills
CASTING
[...]
A este escuadrón frontero forman y hacen gentes de diversas naciones: aquí están los que beben las dulces aguas del famoso Xanto; los que pisan los montuosos masilicos campos; los que criban el finísimo y menudo oro en la felice Arabia; los que gozan las famosas y frescas riberas del claro Termodonte; los que sangran por muchas y diversas vías al dorado Pactolo; y los numidas, dudosos en sus promesas; los persas, en arcos y flechas famosos; los partos, los medos, que pelean huyendo; los árabes, de mudables casas; los citas, tan crueles como blancos; los etíopes, de horadados labios, y otras infinitas naciones, cuyos rostros conozco y veo, aunque de los nombres no me acuerdo. En estotro escuadrón vienen los que beben las corrientes cristalinas del olivífero Betis; los que tersan y pulen sus rostros con el licor del siempre rico y dorado Tajo; los que gozan las provechosas aguas del río Genil; los que pisan los tartesios campos, de pastos abundantes; los que se alegran en los elíseos jerezanos prados; los manchegos, ricos y coronados de rubias espigas; los de hierro vestidos, reliquias antiguas de la sangre goda; los que en Pisuerga se bañan, famoso por la mansedumbre de su corriente; los que su ganado apacientan en las extendidas dehesas del tortuoso Guadiana, celebrado por su escondido curso; los que tiemblan con el frío del silvoso Pirineo y con los blancos copos del levantado Apenino; finalmente, cuantos toda la Europa en sí contiene y encierra.
[...]
[...]
Miguel de Cervantes Don Quijote 1ª Parte Capítulo XVIII
martes, 18 de noviembre de 2008
CENIZAS
A LAS CENIZAS DE UN AMANTE PUESTAS
EN UN RELOJ DE ARENA
EN UN RELOJ DE ARENA
Esta que te señala de los años
las horas de que gozas en empeño
muda ceniza, y en cristal pequeño,
lengua que te refiere desengaños,
un tiempo fue Lisardo, a quien engaños
de Filis, su querido ingrato dueño,
trasladaron del uno al otro sueño:
¡prevente, huésped, en ajenos daños!
En tanto estrecho al miserable puso
el incendio de amor y la aspereza
de condición esquiva y desdeñosa;
póstumo el polvo guarda el primer uso
inobediente a la naturaleza:
padeció vivo y muerto no reposa.
Luis de Ulloa y Pereira
1584-1674
1584-1674
lunes, 17 de noviembre de 2008
RUINA
EL LOCO MIRANDO DESDE LA PUERTA DEL JARDÍN
Hombre normal que por un momento
cruzas tu vida con la del esperpento
has de saber que no fue por matar al pelícano
sino por nada por lo que yo yazgo aquí entre otros sepulcros
y que a nada sino al azar y a ninguna voluntad sagrada
de demonio o de dios debo mi ruina.
Leopoldo María Panero Poemas del manicomio de Mondragón
viernes, 14 de noviembre de 2008
QUEVEDO
ABUNDOSO Y FELIZ LICAS EN SU PALACIO,
SÓLO ÉL ES DESPRECIABLE
SONETO
Harta la toga del veneno tirio,
o ya en el oro pálida y rigente,
cubre con los tesoros del oriente,
mas no descansa, ¡oh, Licas!, tu martirio.
Padeces un magnífico delirio,
cuando felicidad tan delincuente,
tu horror obscuro en esplendor te miente,
víbora en rosicler, áspid en lirio.
Competir su palacio a Jove quieres,
pues miente el oro estrellas a su modo
en el que vives sin saber que mueres.
Y en tantas glorias, tú, señor de todo,
para quien sabe examinarte, eres
lo solamente vil: el asco, el lodo.
Francisco de Quevedo
jueves, 13 de noviembre de 2008
PASIÓN
Ya no hay pasión ni luz
que se compare
a aquellos tiempos nuevos
en los que yo escribía
"Troppo mare".
Y fue de tanto amar
que me topé de pronto
con demasiado mar.
que se compare
a aquellos tiempos nuevos
en los que yo escribía
"Troppo mare".
Y fue de tanto amar
que me topé de pronto
con demasiado mar.
Javier Egea
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