viernes, 14 de noviembre de 2008

QUEVEDO

ABUNDOSO Y FELIZ LICAS EN SU PALACIO,
SÓLO ÉL ES DESPRECIABLE

SONETO

Harta la toga del veneno tirio,
o ya en el oro pálida y rigente,
cubre con los tesoros del oriente,
mas no descansa, ¡oh, Licas!, tu martirio.

Padeces un magnífico delirio,
cuando felicidad tan delincuente,
tu horror obscuro en esplendor te miente,
víbora en rosicler, áspid en lirio.

Competir su palacio a Jove quieres,
pues miente el oro estrellas a su modo
en el que vives sin saber que mueres.

Y en tantas glorias, tú, señor de todo,
para quien sabe examinarte, eres
lo solamente vil: el asco, el lodo.

Francisco de Quevedo

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