jueves, 3 de junio de 2010

tal mano

-Tomad, señora, esa mano, o, por mejor decir, ese verdugo de los malhechores del mundo; tomad esa mano, digo, a quien no ha tocado otra de mujer alguna, ni aun la de aquella que tiene entera posesión de todo mi cuerpo. No os la doy para que la beséis, sino para que miréis la contextura de sus nervios, la trabazón de sus músculos, la anchura y espaciosidad de sus venas; de donde sacaréis que tal debe ser la fuerza del brazo que tal mano tiene.


Miguel de CERVANTES
Don Quijote de la Mancha 1ª Parte Capítulo XLIII

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