miércoles, 9 de julio de 2008

PAPIROFLEXIA

















VIDA

UN pájaro de papel en el pecho
dice que el tiempo de los besos no ha llegado;
vivir, vivir, el sol cruje invisible,
besos o pájaros, tarde o pronto o nunca.
Para morir basta un ruidillo,
el de otro corazón al callarse,
o ese regazo ajeno que en la tierra
es un navío dorado para los pelos rubios.
Cabeza dolorida, sienes de oro, sol que va a ponerse;
aquí en la sombra sueño con un río,
juncos de verde sangre que ahora nace,
sueño apoyado en ti calor o vida.

Vicente Aleixandre La destrucción o el amor

UNA SELECCIÓN NACIONAL...


... DE POESÍA

Revista Taifa 2ª época nº 2 Primavera 1997

lunes, 7 de julio de 2008

NÁUSEA


AL CASTOR

Jean-Paul Sartre La náusea Losada Biblioteca clásica y contemporánea 10ª Edición Buenos Aires 1967

"Es un muchacho sin importancia colectiva, exactamente un individuo."
LOUIS FERDINAND CÉLINE, L'Église

Jean-Paul Sartre
La náusea

EL MAR

MAR

De donde nace el sueño, en donde ciego
alrededor son láminas de frío,
las paredes del dado son seis noches
de estrellas escogidas.
No la mano
celeste ni el ojo acorralado
revelarán tu azar,
muerte ardiente y contigua a cada cara.

Pasan como sombrío pensamiento
peces, y en un delgado relumbrar de espada,
el mar se tiende abierto por su alero.
Gota a gota se evade,
horizontal, sin peso, se despeña
de la cumbre profunda... Más arriba,
allá en lo alto, ¿quién se sobrecoge?
Oh alma, y tantas luces
en esta latitud equivocada.

Miro al espacio alegre o al arcángel
enamorado de su piel nocturna
y apenas un instante ya se cifran
atrás las esperanzas conseguidas.

Y todo está en camino. Mirad:
La tierra pasa
ligera por el tacto enfebrecido
y un límite de sangre se conmueve.
-Este es el cuerpo. Arbol aquí. Distancia.
Medida de la mano.-
Vivamente
insepulta la sombra al otro lado
convoca aún. Mar. Nunca.
No olvidaré el siniestro salto obscuro.

Carlos Barral Figuración y fuga (de Poemas previos) Ed. Seix Barral S.A. 1ª ed. Barcelona 1966

LUIS CERNUDA


Luis Cernuda La realidad y el deseo (1924-1962) Fondo de Cultura Económica Madrid 1983

LA GLORIA DEL POETA

Demonio mío, mi semejante,
Te vi palidecer, colgado como la luna matinal,
Oculto en una nube por el cielo,
Entre las horribles montañas,
Una llama a guisa de flor tras la menuda oreja tentadora,
Blasfemando lleno de dicha ignorante
Igual que un niño cuando entona su plegaria,
Y burlándote cruelmente al contemplar mi cansancio de la tierra.

Mas no eres tú,
Amor mío hecho eternidad,
Quien deba reír de este sueño, de esta impotencia, de esta caída,
Porque somos chispas de un mismo fuego
Y un mismo soplo nos lanzó sobre las ondas tenebrosas
De una extraña creación, donde los hombres
Se acaban como un fósforo al trepar los fatigosos años de sus vidas.

Tu carne como la mía
Desea tras el agua y el sol el roce de la sombra;
Nuestra palabra anhela
El muchacho semejante a una rama florida
Que pliega la gracia de su aroma y color en el aire cálido de mayo;
Nuestros ojos el mar monótono y diverso,
Poblado por el grito de las aves grises en la tormenta,
Nuestra mano hermosos versos que arrojar al desdén de los hombres.

Los hombres tú los conoces, hermano mío;
Mírales como enderezan su invisible corona
Mientras se borran en la sombra con sus mujeres al brazo,
Carga de suficiencia inconsciente,
Llevando a comedida distancia del pecho,
Como sacerdotes católicos la forma de su triste dios,
Los hijos conseguidos en unos minutos que se hurtaron al sueño
Para dedicarlos a la cohabitación, en la densa tiniebla conyugal
De sus cubiles, escalonados los unos sobre los otros.

Mírales perdidos en la naturaleza,
Como enferman entre los graciosos castaños o los taciturnos plátanos.
Como levantan con avaricia el mentón,
Sintiendo un miedo oscuro morderles los talones;
Mira como desertan de su trabajo el séptimo día autorizado,
Mientras la caja, el mostrador, la clínica, el bufete, el despacho oficial
Dejan pasar el aire con callado rumor por su ámbito solitario.

Escúchales brotar interminables palabras
Aromatizadas de facilidad violenta,
Reclamando un abrigo para el niñito encadenado bajo el sol divino
O una bebida tibia, que resguarde aterciopeladamente
El clima de sus fauces,
A quienes dañaría la excesiva frialdad del agua natural.

Oye sus marmóreos preceptos
Sobre lo útil, lo normal o lo hermoso;
Óyeles dictar la ley al mundo, acotar el amor, dar canon a la belleza inexpresable
Mientras deleitan sus sentidos con altavoces delirantes;
Contempla sus extraños cerebros
Intentando levantar, hijo a hijo, un complicado edificio de arena
Que negase con torva frente lívida la refulgente paz de las estrellas.

Esos son, hermano mío,
Los seres con quienes muero a solas,
Fantasmas que harán brotar un día
El solemne erudito, oráculo de estas palabras mías ante alumnos extraños,
Obteniendo por ello renombre,
Más una pequeña casa de campo en la angustiosa sierra inmediata a la capital;
En tanto tú, tras irisada niebla,
Acaricias los rizos de tu cabellera
Y contemplas con gesto distraído desde la altura
Esta sucia tierra donde el poeta se ahoga.

Sabes sin embargo que mi voz es la tuya,
Que mi amor es el tuyo;
Deja, oh, deja por una larga noche
Resbalar tu cálido cuerpo oscuro,
Ligero como un látigo,
Bajo el mío, momia de hastío sepulta en anónima yacija,
Y que tus besos, ese venero inagotable,
Viertan en mí la fiebre de una pasión a muerte entre los dos;
Porque me cansa la vana tarea de las palabras,
Como al niño las dulces piedrecillas
Que arroja a un lago, para ver estremecerse su calma
Con el reflejo de una gran ala misteriosa.

Es hora ya, es más que tiempo
De que tus manos cedan a mi vida
El amargo puñal codiciado del poeta;
De que lo hundas, con sólo un golpe limpio,
En este pecho sonoro y vibrante, idéntico a un laúd,
Donde la muerte únicamente,
La muerte únicamente,
Puede hacer resonar la melodía prometida.
Luis Cernuda Invocaciones (1934-1935)


domingo, 6 de julio de 2008

Y UNA SONRISA

Pedro Muñoz Seca La venganza de D. Mendo Caricatura de tragedia en cuatro jornadas Prólogo de Jacinto Benavente Ilustraciones de Enrique Herreros Afrodisio Aguado S. A. Madrid 1967

[...]
BERTOLDINO
Oid.
Se hace un gran silencio y recita enfáticamente.
Los cuatro hermanos Quiñones
a la lucha se aprestaron,
y al correr de sus bridones,
como cuatro exhalaciones,
hasta el castillo llegaron.
"¡Ah, del castillo! -dijeron-.
¡Bajad presto ese rastrillo!"
Callaron y nada oyeron,
sordos, sin duda, se hicieron
los infantes del castillo.
"¡Tended el puente!... ¡Tendello!
Pues de no hacello, ¡pardiez!,
antes del primer destello
domaremos la altivez
de esa torre, habéis de vello..."
Entonces, los infazones
contestaron: "¡Pobres locos!...
Para asaltar torreones,
cuatro Quiñones son pocos.
¡Hacen falta más Quiñones!
Cesad en vuestra aventura,
porque aventura es aquesta
que dura, porque perdura
el bodoque en mi ballesta..."
Y a una señal, dispararon
los certeros ballesteros,
y de tal guisa atinaron,
que por el suelo rodaron
corceles y caballeros.

Murmullos de aprobación.

Y, según los cronicones,
aquí termina la historia
de doña Aldonza Briones,
cuñada de los Quiñones
y prima de los Hontoria.

Nuevos murmullos.
[...] De la Jornada Primera

EL BARDO


ARA NO ES FA, PRO JO ENCARA HO FARIA
A Joan Merli

Ara no es fa, pro jo encara ho faria:
una galera armaria de nits
o un galió
amb les veles més fines,
i amb cent pirates com la meva sort.
No pregunteu quines mars fendiríem
-foren aquelles on calgués valor.

Ara no es fa, pro jo encara ho faria:
els foren lladres de l'argent i l'or
i foren lladres si perles havien
-jo robaria només per amor.
Fos amb engany
si de gran no venien,
jo robaria les noies del Ports.

I encar sóc cert de trobar una illa
on les penyores pogués amagar
i fer pagar les més belles estrenes
de les donzelles sota el meu capçal.
Al pler del vent, desplegades les veles,
voldria ésser el més brau capità.

Ara no es fa, pro jo encara ho faria
-si d'un amor sofria el desengany-
lligar l'atzar de la mar a ma vida
i anar tan lluny que no pogués tornar.
Oh, si el vaixell duis el nom de l'amiga
-de tant d'enyor llanguiria el mar.
Joan Salvat-Papasseit Óssa Menor (1925)

Joan Salvat-Papasseit es un fenómeno realmente singular en la poesía catalana de su tiempo. Su intuición poética es el arma de que se vale para superar las numerosas indecisiones e imprecisiones que son producto del deficiente conocimiento académico de la lengua con la que trabaja. La fe que pone en cada uno de sus poemas, la rebeldía a unas formas de expresión dadas de antemano, el claro anarquismo ideológico, enlazan su obra con el mejor momento del romanticismo, del que toma elementos diversos. Sus influencias, pues, parecen ser extrapoéticas. Su marginamiento de la poesía de la época no se debe tan sólo a su divergente concepción artística, sino también a la infravalorización de que, como producto de esa divergencia, es objeto su obra, la cual no ha sido apreciada justamente, y aun de manera no lo suficientemente enérgica, hasta hace unos pocos años.
Para Salvat el poema es, esencialmente, la comunicación de un sentimiento emotivo, personal, en gran parte intransferible. Como Bécquer, quizá intuya que la poesía no es en definitiva más que una de las múltiples formas del silencio, de la incomunicación. Su vitalidad, la difusa conciencia de un destino "diferente", le llevan a querer ignorar esta convicción: de ahí la alegría irracional, el optimismo gratuito y grandilocuente de muchos de sus versos. La influencia que en él ejercieron, en los años adolescentes, las ideas anarquistas, comunistas y hasta pre-fascistas (no hay que olvidar su temprana lectura de Nietzche), que le llevan a unos ataques a la sociedad de la época de una violencia más emotiva que científica, se suaviza, con el paso de los años, hasta diluirse en un inconformismo referido exclusivamente a la literatura. Tomás Garcés, su más calificado biógrafo hasta el momento, , apunta un giro de Salvat hacia el cristianismo, giro que trunca la muerte. Aparte los imprecisos contactos que puede haber entre la moral cristiana y la Acracia, nada hay en la poesía de Salvat que permita hacer esta observación. En los poemas de su último libro, Ossa Menor, publicado en 1925, un año después de su muerte, las constantes siguen siendo las mismas de sus libros anteriores; si acaso, cabe señalar un progresivo dominio del instrumento verbal, que nunca llega a ser, sin embargo, totalizador.
La importancia de Salvat-Papasseit en la poesía catalana no viene dada, pues, por su estética, sino porque quizá es el primer poeta contemporáneo que, con aliento de tal, intenta realizar una obra popular, dirigida a la "inmensa mayoría", como diría hoy Blas de Otero. Esta vocación comunitaria está servida por un casi poderoso poder para transmitir la vida que late en los acontecimientos cotidianos y en los sentimientos que llamamos, impropiamente, primarios. Su impericia le hace caer, a veces, en puerilidades, mas siempre con destellos de una gran fuerza. La línea emprendida por Salvat-Papasseit apenas ha tenido continuadores en la poesía catalana posterior, salvo algunos intentos aislados y esporádicos.
[...]
Nota del editor. Recogido en Joan Salvat-Papasseit Antología EL BARDO serie especial nº 6 1ª edición marzo 1972 Ediciones Saturno Barcelona