jueves, 29 de julio de 2010

JAVIER EGEA / LA MUERTE DIARIA



Hoy le escribo otra vez.

Sus señas ya no importan.

¿Acaso no es lo mismo Calle del Beso, 10

o Calle de la Muerte, casa sola?


Javier EGEA Paseo de los tristes


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JAVIER EGEA, ESCRITOR Y POETA.



“MI VIDA ES UNA MUERTE ACOSTUMBRADA”


He muerto muchas veces. Mi vida es una muerte acostumbrada. Como un suicidio precoz, a los veinte meses, pasé cuarenta y ocho horas en coma tras haber ingerido un tubo de somníferos. Cuando desperté, rodeado de parientes de ropas oscuras, dije: “Quiero jugar”. Hablaron de un milagro. Pero parece que las pastillas estaban pasadas de fecha y su poder letal había disminuido. Volví a morir con el primer amor; otra vez con la muerte de mi madre, de nuevo con la de mi padre. He muerto con cada relación amorosa de las muchas que encontré o me reservó un destino. He muerto con la explotación y con las guerras. Se muere a diario por la asfixia de las relaciones capitalistas. Quevedo habló de presentes sucesiones de difuntos, Lorca de marineros definitivos. Yo, mediante la poesía, he intentado transformar esa muerte diaria en vida. Espero que la muerte definitiva sea una más en este largo proceso fúnebre.

Con este texto muestro que la sensación de la muerte diaria es algo muy cercano a mí. En mis poemas es una presencia continua. Hablan del horror a nacer. Estás en el lugar más cercano al mítico paraíso, sumergido, sin ruido, alimentado por un tubo y en un momento determinado sales con dolor, con sangre y de pronto un bofetón de luz… oyes ruidos, te dan cachetes, te pesan, la cosa no puede ser más terrorífica… esa es la primera aproximación de la muerte. Supongo que la última será un mero trámite, nada especial, no lo sé, pero no me preocupa especialmente porque ya he muerto varias veces y en muchas ocasiones de una manera terriblemente trágica. No creo que pueda ser más trágica la real, la definitiva. Una vez que te conviertes en practicante de la muerte diaria creo que nos debería asustar bastante poco la otra, que incluso puede convertirse en una gran liberación. Y en cuanto al modo, realmente me gustaría, más que nada, morir en la cama con una mujer, no enterarme.



Javier EGEA (De los periódicos 1994)

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Tal día como hoy, 29 de julio y JUEVES, hace ONCE años ya, Javier Egea se pegó un tiro con su escopeta de caza y dejó claro que él nunca fue (ni sería) JUEVES.


Y en eso estamos.




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