jueves, 12 de agosto de 2010

Dahlmann (ficción)

(...) Era como si el Sur hubiera resuelto que Dahlmann aceptara el duelo. Dahlmann se inclinó a recoger la daga y sintió dos cosas. La primera, que ese acto casi instintivo lo comprometía a pelear. La segunda, que el arma, en su mano torpe, no serviría para defenderlo, sino para justificar que lo mataran.(...)
Jorge Luis BORGES (FICCIONES-El Sur)


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