LETRILLA SATÍRICA: PRÉSTAME, FABIO, ATENCIÓN...
Préstame, Fabio, atención
para oír esta letrilla.
porque no se da morcilla
a quien no mata lechón.
¿Admiraste del marido
que sin renta y holgazán
sale al Prado tan galán,
como un Adonis lucido?
Pues mira, esto ha conseguido
por ser manso de la villa,
o en buen romance, cabrón;
porque no se da morcilla
a quien no mata lechón.
¿Preguntas que por qué exceso
en el más triste lugar
a los frailes han de dar
pan, vino, tocino y queso?
Pues créete que por eso
nos llaman con campanilla
en la cuaresma a sermon;
porque no se da morcilla
a quien no mata lechón.
¿Espántaste de la maja
que, cuando sale a paseo,
con sus galas y meneo
a la más chusca aventaja?
Pues mira, tanto trabaja,
que por trabajar se humilla
bajo de cualquier varón;
porque no se da morcilla
a quien no mata lechón.
¿Pregúntasme que en qué penda
que otros con poco estudiar
se atrevan hoy a sacar
de la corte una prebenda?
Pues mira, aunque no se venda,
o ya por faldas se pilla,
o ya por mucho doblón;
porque no se da morcilla
a quien no mata lechón.
¿Lastímate el ver tomando
a don Martín las unciones,
que quiebra los corazones
verle amarillo y babeando?
Pues mira, para eso holgando
con su amiga Mariquilla
gozó harto tiempo el bribón;
porque no se da morcilla
a quien no mata lechón.
¿Admíraste del letrado
que a Juan, sin tener derecho,
se lo hizo tener, y de hecho
se ha en su favor sentenciado?
Pues sábete que ha logrado
una lucida vajilla,
y ainda mais un talegón;
porque no se da morcilla
a quien no mata lechón.
Dices, por fin, que ¡cuán bruto
es el que se pone a hacer
versos sin echar de ver
que no aguarda premio o fruto!
Pues mira, yo lo reputo
por la más quieta, sencilla
y racional diversión;
porque no se da morcilla
a quien no mata lechón.
José IGLESIAS DE LA CASA (S. XVIII)
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