jueves, 10 de diciembre de 2009

ARCIPRESTE

RETRATO DEL ARCIPRESTE

"Señora -dijo la vieja-, yo lo veo a menudo:
tiene el cuerpo muy ancho, miembros grandes, fornido,
la cabeza no pequeña, velloso, pescozudo,
el cuello no muy largo, cabello negro, orejudo;
las cejas separadas, negras como el carbón;
su andar erguido, igual que el pavo real;
el paso sosegado y muy sereno;
su nariz es larga, esto lo desmejora;
las encías rojas y la voz grave,
la boca no pequeña, labios regulares,
más gruesos que delgados, rojos como el coral;
las espaldas muy anchas, las muñecas igual;
tiene los ojos pequeños, es un poquito moreno,
el pecho saliente y bien fornido el brazo,
muy largas las piernas, el pie, poco pedazo.
Señora, de él no vi más, pero por su amor os abrazo.
Es ligero, valiente, muy joven de edad,
toca los instrumentos, sabe de juglarías,
galanteador alegre, ¡por mis zapatos!,
hombre como él que digo no lo hay en todas partes."
Mi vieja a la monja muy bien la sedujo:
"Señora -dijo-, el refrán del que de la feria huyó:
'la compra hasta tu puerta es Dios quien la condujo';
¡amad, damas, amadle a hombre como lo describo!
Sois, monjas, cautelosas, pero deseozas y lozanas;
los clérigos fogosos desean a las ufanas;
todos nadar desean, los peces y las ranas;
a pan de quince días, hambre de tres semanas."
Dijo doña Garoza: "Veremos, dame tiempo."
"¡A fe mía! -dijo la vieja-, no sea el amor tardo;
quiero ir a decírselo; ¡uy! ¡cómo me congracio!;
yo haré que mañana venga aquí a esta sala."
La monja dijo: "Vieja, ¡Dios me guarde de tus mañas!
Ve y dile que mañana venga en presencia de otros
a decirme cosas sensatas, no bromas ni picardías,
y dile que no me cuente historias como las tuyas."
Vino a mí la leal vieja, alegre y placentera,
antes del ¡Dios os salve!, alegraos, estad contento;
dice que mañana vayáis a hablarle, no a solas;
pero procurad no decirle bromas chocarreras,
que a las monjas no les gustan los curas faroleros;
decidle sólo aquello que venga al caso,
lo que mañana le habléis reflexionadlo bien,
id vos mañana temprano a misa,
enamorad a la monja y luego regresad."
Yo le dije: "Trotaconventos, te ruego, mi amiga,
que lleves esta carta antes de que yo se lo diga
y, si como respuesta no te dice enemiga,
puede que de esta conversación otra cosa se siga."
Le llevó una carta mía a la misa primera,
me trajo una respuesta a mi hermosa rima;
tiene esta monja más guardas que mi esgrima,
pero de la buena conversación se llegó a buena cima.
En el nombre de Dios fui a misa temprano;
vi que la monja estaba en oración, lozana,
largo cuello de garza, color fresco de grana:
desacierto cometió quien le mandó vestir lana.
¡Válgame, Santa María!, mis manos me aprieto:
¿quién dio a blanca rosa hábito y velo negro?
Más valdría a la hermosa tener hijos y nietos
que ese velo negro, ni un centenar de hábitos;
aunque sea ofensa contra Mi Señor
el pecado de monja con hombre galanteador,
¡ay Dios!, ojalá yo fuera este pecador
que hiciera penitencia por el cometido error!
Me miró con unos ojos que parecían fuego;
yo suspiré por ellos, dijo mi corazón: ¡helá!
Me fui hacia la monja, hablóme y habléla,
me enamoró la monja y yo enamorela.
Me recibió la monja por su buen servidor,
siempre le fui obediente y leal amador,
me hizo mucho bien en Dios con limpio amor;
mientras ella fue viva, Dios fue mi guiador:
con muchas oraciones a Dios por mí rogaba
y con su abstinencia mucho me ayudaba,
su vida muy limpia en Dios se deleitaba,
por placeres del mundo nunca se esforzaba;
para estos amores son las religiosas:
para rogar a Dios con obras piadosas,
pues para amor del mundo son muy peligrosas,
y son muy hipócritas, perezozas, mentirosas.
Mas fue ésa mi suerte que, pasados dos meses,
murió la buena monja y tuve nuevas penas.
Han de morir los hombres que nacieron y han nacido.
¡Dios perdone su alma y nuestros pecados!
Por el mucho dolor escribí esta endecha,
por pesar y tristeza no salió muy bien hecha;
enmiéndela todo aquel que tributa al buen amor,
pues error y desacierto la enmienda no desechan.

Juan RUIZ ARCIPRESTE DE HITA
Libro de Buen Amor Hijos de José Bosch, S. A. clásicos y ensayos colección aubí Girona 1976 Texto establecido Lidia Pons Griera págs. (393-396)

No hay comentarios: