lunes, 20 de julio de 2009

BOFETADA


BOFETADA AL GUSTO PÚBLICO

Velinir KLEBNIKOV (1)


A los que nos leen: el Nuevo Primordial Inesperado.
Sólo nosotros somos el rostro de nuestra época. En el arte de la palabra nosotros tocamos el cuerno del tiempo.
El pasado nos ahoga. La Academia y la Pushkin son más incomprensibles que los jeroglíficos.
Arrojar a Pushkin, Dostoievski, Tolstoy, etc., del Vapor Modernidad.
El que no sepa olvidarse de su primer amor nunca podrá conocer el último.
¿Quién es tan crédulo para consagrar su último Amor a la lujuria perfumada de Bal' mont? ¿Quién sabe si allí resplandece una aurora de belleza inaudita?
Lavaos las manchadas manos del sucio montón de libros, escritos por esos innumerables Leonidas Andreiev.
Todos estos Gorki, Kuprin, Blok, Sologuv, Remisov, Avercenko, Cernyj, Kuzmin, Bunin, etc., sólo necesitan un hotelito a orillas de un río. Es la recompensa que el destino reserva a los buenos sastres.
Nosotros contemplamos su infinita pequeñez desde lo alto de los rascacielos.
Nosotros ordenamos que se respete el derecho de los poetas.
1) a enriquecer el diccionario en su totalidad, mediante vocablos arbitrarios y derivados (Palabra-innovación);
2) a odiar inexorablemente la lengua sobrevivida hasta su tiempo;
3) a arrancar con horror de su frente la Corona de aquella gloria de tres al cuarto que habéis elaborado con los veniki (2) de los baños públicos;
4) a permanecer firmes en el escollo de la palabra "nosotros" en medio de un mar de pitidos e indignaciones.
Y si en vuestras líneas permanecen todavía los torpes desperdicios de vuestro "Buen sentido" y "Buen gusto", ya palpitan por primera vez los Relámpagos de Adviento de la Nueva Belleza Autosuficiente (samovitaja).
Moscú, diciembre de 1912.

David BURLIUK, Aleksandre KRUCENYCH, Vladimir MAIAKOVSKI, Victor KHLEBNIKOV

(1) Con Poscecina obscestvennomu vkusu (Bofetada al gusto público), publicada a finales de 1912, el grupo, ya compacto, de los "Gileja", se presenta al público (sobre todo a través del título escogido por el almanaque y el editorial anónimo con un tono blasfemo y provocativo de clara marca marinettiana que, a juzgar por las críticas y comentarios feroces con los que se le acoge, dio en el blanco. El contenido del manifiesto, esencialmente iconoclasta y falto de fórmulas teóricas "en positivo", pèrmitía incluir en la cosecha las contribuciones de origen y sello más diversos. Khlebnikov publicaba, junto con algunos fragmentos líricos (numerados y titulados arbitrariamente por D. Burliuk, que así inauguraba una larga tradición de alteraciones filológicas del material khlebnikoviano), el poema El dios de las vírgenes y su pequeña joya primitivista I y E. Livsic, además de seis poemas en los que está vivo el recuerdo de sus intensas lecturas de Rimbaud, el fragmento Hombres en el paisaje, que representaba una tentativa de construcción realmente cubista del conjunto verbal... Seguían tres breves prosas impresionistas de N. Burliuk y cuatro fragmentos de Kandinski -que luego protestó vivamente por esta arbitraria apropiación de su material, nueve originales rusos o traducciones de su libro Klänge, publicado en alemán en Munich, en 1910. En el pequeño poema sobre el oficial y la roja Polja, Krucenych, con su definitivo desprecio por la lógica y sus instrumentos materiales (por ejemplo la puntuación), se burlaba de los novelistas de la época "para señoritas". De consecuencias incalculables para la literatura rusa fue el comienzo de Miaiakovski, que utilizaba instrumentos y artificios esencialmente pictóricos para construir sus primeros paisajes ciudadanos.
Además, la pintura aparecía en primer plano con los dos ensayos de B. Burliuk (atribuidos erróneamente en la recopilación, al hermano Nikolai), Cubismo y textura. "La Bofetada" se cierra con una página de los densos cuadernos sobre los que Khlebnikov, con ayuda de complejos cálculos matemáticos, trataba de extraer de la historia sus secretos y sus leyes, deteniéndose de un modo absolutamente sorprendente en el año 1917, como una verdadera confirmación de sus teorías o una premonición insólita.

(2) Veniki: haces de ramitas de abedul usados para estimular la circulación de la sangre.

RECHAZO

Me es más grato
contemplar las estrellas
que firmar una condena.
Me es más grato
escuchar la voz de las flores
murmurando: "¡Es él"
cuando cruzo el jardín,
que ver los fusiles
que matan a quienes
desean mi muerte.
Por eso no seré nunca,
nunca,
un gobernante.


Velinir KHLEBNIKOV
Antología poética Selección, traducción, presentación y estudios críticos de Javier Lentini LAIA Literatura Barcelona 1984


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