viernes, 24 de julio de 2009

JUEGOS y OFICIO

JUEGOS PARA APLAZAR LA MUERTE

DESCUBRIR en otro
la palabra precisa,
la desolada materia del sueño,
inmóvil, fija sobre el papel.
Palabra que nombra fantasmas
pero también llamaradas de vida
y -al fondo- el eco del mar,
su perdurable presencia momentánea,
olas y horas, sílabas y símbolos.
Todo lo que nos queda, todo y nada:
juegos para aplazar la muerte.


EXTRAÑO OFICIO

Poeta en tiempo de miseria, en tiempo de mentira y de infidelidad
José Ángel Valente

POETA en tiempo de miseria, en tiempo de mentira
y de infidelidad y de ellas, no altivo juez,
espectador atónito, menos aún, habitante alegre de la ignorancia.
Poeta de esta hora, testigo absorto tantas veces
de injusticia o de lágrimas, silencioso participante en ellas.
Trabajador de las palabras, levantando muros,
cerradas cárceles donde sólo la memoria habita.
Letras y sílabas, torpermente aprendidas, elevándose
inútiles junto a la firme realidad de unas manos,
de unos ojos que piden simplemente vivir.
Extraño oficio, viejo como los árboles
y como las rocas firme, a través de los aciagos días,
hasta llegar a este momento, ante el blanco papel,
que antes fuera dorado pergamino,
canción de pueblo humildemente recordada.
Duro destino, ser voz sobre otros hombres,
pero también, vecino último de la propia infancia,
acobardada sombra entre la soledad y el sueño.
Apenas hoy, rincón oculto de ternura,
lugar bañado de risa y sol de estío,
se ofrecen al que de su vocación así dispuso.
Y el seco estampido de los disparos
o la apagada pupila frente al amanecer,
son historia ejemplar, iluminado aviso,
para aquel que, con solo la verdad por cimiento,
construye terco su esperanza y la escribe
cuando camina hacia su fin.

Juan Luis Panero
Juegos para aplazar la muerte

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