BALADA DEL BUEN CONSEJO
Hombres falibles, castrados de razón,
desnaturalizados e incapaces de juzgar,
sin sentido común, desatinados,
locos equivocados, plenos de aberraciones,
que deshonráis vuestro nacimiento,
exponiendo a ignominiosa muerte,
ay, por cobardía. ¿No os remuerde
la indignidad que a la vergüenza os lleva?
Ved como muchos jóvenes han muerto
por ofender y tomar el bien del otro.
Cada uno en sí mismo ve su error,
no nos venguemos, tomémoslo con calma;
sabemos que este mundo es prisión
de los virtuosos libres de impaciencia;
golpear, maltratar, eso no es ciencia,
sustraer, robar, pillar, matar es yerro.
De Dios no se ocupa -mucha virtud desvía-
quien su juventud emplea en tales hechos;
al fin dolorosamente se retuerce las manos
por ofender y tomar el bien del otro.
¿De qué sirve adular, flaquear,
traicionar, arrendar sin promesa
fingir, mentir engañar,
vivir en pecado, desconfiar,
sin tener confianza en el prójimo?
En conclusión: esforcémonos
en ser buenos, reconfortémonos en Dios,
no tenemos ningún día en la semana seguro;
de nuestros males tienen nuestros padres la solución
por ofender y tomar el bien del otro.
V ivamos en paz, exterminemos la discordia;
Y jóvenes y viejos, pongámonos de acuerdo:
L a ley lo quiere, el apostol lo repite
L icitamente en la epístola romana
O rden nos falta, un estado, un apoyo,
N otemos estos puntos; no dejemos el buen puerto
por ofender y tomar el bien del otro.
François Villon (Traducción de Federico Gorbea)
viernes, 8 de agosto de 2008
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