"A partir de la noche romántica, sin duda los poetas encuentran en esta el espacio marginal idóneo donde practicar su rebeldía de seres malditos, simple inversión fenomenológica de la norma. Yo accedía a la poesía por esos mismos caminos de la marginalidad rebelde. Ahora es diferente: es claro que no existe ninguna pureza poética a rescatar de una noche también traspasada por la ideología capitalista dominante; ahora, tanto el dragón como la muchacha a quien celosamente custodia tienen el gesto inequívoco de quienes esperan con impaciencia oír la sirena que da por concluida su jornada; a la puerta de la cueva encantada brilla un neón con el horario intensivo para los visitantes."
Javier EGEA (de los periódicos, 1987)
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