Un gallo facineroso
es el sol dentro de tu puño:
hace alboroto de plumas de oro.
Pero en la engañosa agua
de tus párpados se desploma
un halcón pardo, se esconde
una aterrada paloma.
BESTIARIO común con la letra "B"
El libro más insólito, el más interesante, el que más me ha ilustrado de cuantos he leído durante el año 2009, lo ha editado, magníficamente por cierto, y en mil ejemplares – según consta en la última página-una modesta editorial de Pamplona, Pamiela. Se titula Fuera de lugar y lo ha escrito Víctor Moreno, a quien no conozco de nada, hecha la salvedad de que había leído de él un par de textos que me llamaron la atención por su audacia y su sarcástico sentido del humor. El primero apareció en 1994 y tenía el irónico título De brumas y de veras, y un subtítulo que lo decía todo: La crítica literaria en los periódicos. El otro, mucho más reciente, ¿Qué hacemos con Baroja?, es, en mi opinión, el más agudo análisis de la figura y la obra de don Pío de cuantas conozco. […]
¿Qué tiene el libro de interesante? El ángulo de visión. Nadie hasta la fecha se había atrevido a mirar las figuras y figurones desde la sencillez de su propio relato. No hay miedo al “qué va a ser de mí mañana” si se enfadan y me quitan el ganapán. Ni ese temor que carcome a los profesionales de la pluma, ya convertido en tópico, sobre la diferencia entre lo que se sabe, lo que se dice y lo que se escribe. […]
Fuera de lugar, que tiene un subtítulo poco feliz, por equívoco – Lo que hay que leer de críticos y escritores-,es un retrato sarcástico de la autosatisfacción de la cultura española dominante. Nunca hubo tantos grandes escritores, tantos suplementos literarios y revistas oficiales dedicadas a la cultura, tantas instituciones culturales… y nunca, desde que tengo noticia viva de ello, la cultura fue tan sumisa y tan hipócrita. Basta rascar un poquito y aparece el paleto inseguro que llevamos dentro. Y eso explica que entre las cosas más irritantes de nuestro filisteísmo cultural – esa mezcla de mediocridad y soberbia académica-,que tiene a gala no sorprenderse de nada y darlo todo por sabido, figure una expresión repetida hasta la saciedad: “no cuenta nada nuevo”. Ciertamente Víctor Moreno quizá no cuente nada nuevo para los
curtidos en el oficio de la pluma. Ellos ya lo sabían, pero tenían buen cuidado de que usted no se enterase; como si se tratara de una vulgaridad adscrita a los gajes del oficio o un secreto entre cómplices. De ahí que sea tan saludable este libro publicado en Pamplona, en mil modestos ejemplares, porque ilustra bastante más que la retahíla de textos inanes que nos ha deparado el 2009.
Gregorio MORÁN El libro del año, de verdad LA VANGUARDIA 9 DE ENERO DE 2010
Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
Marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
Navegando en un agua de origen y ceniza.
El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
Sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
Ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
Y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin embargo sería delicioso
Asustar a un notario con un lirio cortado
O dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
Ir por las calles con un cuchillo verde
Y dando gritos hasta morir de frío.
No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
Vacilante, extendido, tiritando de sueño,
Hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,
Absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
De subterráneo solo, de bodega con muertos,
Aterido, muriéndome de pena.
Por eso el día lunes arde como el petróleo
Cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
Y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
Y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
A hospitales donde los huesos salen por la ventana,
A ciertas zapaterías con olor a vinagre,
A calles espantosas como grietas.
Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
Colgando de las puertas de las casas que odio,
Hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
Hay espejos
Que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
Hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
Con furia, con olvido,
Paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
Y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
Calzoncillos, toallas y camisas que lloran
Lentas lágrimas sucias.