miércoles, 13 de enero de 2010

aburrimiento

Aburrimiento. No hay en esta ciudad nadie por quien me valga la pena trasnochar.

Cuando estoy caduco me miro al espejo:
ya voy para viejo
y soy solterón.
Mentira parece no haberme casado,
después que he adorado
con ciega pasión.

Pues no me he casado por falta de novias:
que yo tuve novias
y en gran profusión.
En todas hallaba defectos y encantos,
unas me dejaron,
otras dejé yo.

¡Qué guapa era Elena! ¡Qué rubia Matilde!
¡Qué fina Clotilde!
¡Qué rica Salud!
¡Y qué bien Consuelo, y qué bien Consuelo,
y qué bien Consuelo
tocaba el laúd!

No había pensado en esta canción desde los años de la guerra, cuando nos la enseñó tía Isabel, -¿o fue Modesta?-, y me he entretenido en restaurar la letra, que se me había deteriorado mucho. Lo de la tocadora de laúd me parece una obscenidad bastante impropia de mi tía -aunque siempre haya sido deshonesta en sus conversaciones, como dijo una vez el tío Pepe- y quizá ese final de estrofa fuese invención de mi padre, en cuya voz lo recuerdo. Pero el primer verso, que fue el que me volvió de pronto, es verdaderamente muy bueno, y condensa los de Campoamor que a Gabriel Ferrater le hacen tanta gracia:

Cuando el Don Juan de Byron se hizo viejo
pasó una vida de aprensiones llena,
mirándose la lengua en el espejo,
prisionero del reuma en Cartagena.

Jaime GIL de BIEDMA
Diario del artista seriamente enfermo LUMEN Palabra menor Barcelona 1974 Págs. (36-37)

3 comentarios:

luisina dijo...

Mi madre aún canta esa canción y el final es el mismo.

Unknown dijo...

Esta canción la cantaba mi madre,hace setenta años. También decía, del pelo de todas yo tuve deseo, y guardo un museo en abundancia tal, que tengo cien bloques y tengo vien rizos, no se si postizos o del natural.

Unknown dijo...

También, dice
Y la ojos negros, muy negros tenía
me dijo ‘alma mía’ cuando me escribió
y la de ojos negros como el azabache, un alma con hache, allí me planto.

al final, no recuerdo que decía y terminaba así
'Y ahora, no tengo, ni chico, ni suegra que me hagan rabiar'. Por lo menos, como me la aprendí yo.

A mi, me la enseñó una chica que conocí en unas vacaciones hace como 50 años en la playa de Cambrils, bonitos recuerdos, cuando ya vas cumpliendo años....