A Enrique Vázquez de Sola
Luminoso de estrellas en tu frente,
amante de Dionisos verdadero.
Qué cadencia de versos, qué sendero
de bellezas el cauce de tu fuente.
Tú sabes como yo que, siempre ausente,
el corazón se torna más severo.
Entonces el momento compañero,
de dar al viento el verso blandamente.
Yo sé que tú verás una mañana
el resplandor del día que amanece
por el limpio cristal de tu ventana.
Por eso entrega todo cuanto crece
en el tañido azul de tu campana
al delicado viento que te mece.
Fco. Javier Egea Serena luz del viento
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