miércoles, 7 de mayo de 2008

HEMEROTECA



















Estos libros recuperados por sus "amigos" tras abonar 10 euros por su compra...
¿no deberían estar con sus hermanos en la Fundación Rafael Alberti?

4 comentarios:

Sherezade dijo...

Sin duda!
Evidentemente, la compra de unos libros de segunda mano en una chamarilería suponen la propiedad de los mismos por parte del comprador. Pero, parte de los compradores se pronunciaron en su momento como amigos de Javier Egea. Aclarado el lamentable incidente, diría bastante de esa amistad tan pregonada abundantemente en la prensa si los donaran a la Fundación Alberti, que es donde se halla el resto de la biblioteca de Quisquete, desde el año 2007.

Sherezade dijo...

Sin duda!
Evidentemente, la compra de unos libros de segunda mano en una chamarilería suponen la propiedad de los mismos por parte del comprador. Pero, parte de los compradores se pronunciaron en su momento como amigos de Javier Egea. Aclarado el lamentable incidente, diría bastante de esa amistad tan pregonada abundantemente en la prensa si los donaran a la Fundación Alberti, que es donde se halla el resto de la biblioteca de Quisquete, desde el año 2007.

kruskaia7 dijo...

Pero, además, si los interesados en los hechos (que no calificaremos aquí) siguen las declaraciones, aunque sesgadas, de los "compradores" no hay otro fin lógico: que los citados libros sólo pueden estar en un sitio: Fundación Rafael Alberti, que alberga y cuida el legado de Javier Egea, como institución pública que es.
Esperemos que algún día retorne la cordura a los "compradores" y entiendan que la amistad sólo se pregona con hechos. Y con hechos que sitúen en su justo lugar y valor la figura de Javier Egea y su magnífica obra poética.

Carmen dijo...

Archivado en FEBRERO CON DOS LUNAS. • Fecha: 03-07-2006 17:50:00



Todos los que murieron
estáis conmigo ahora
al cruzar estos campos,
estas montañas viejas
que se fuman el cielo
en bocanadas lentas.

Recogeré en tu sien
un pensamiento acaso,
del amor que dijimos, Javier
que está sentado.
Ese torpe y cansado y viejo amor
que,
contando fantasmas,
sin saber de tu ausencia,
dejó las soledades al filo,
siempre al filo.


Carmen F. Gago

colectivo Bitcho.Bitacoras.com